«Una intervención que busca resaltar la percepción única de un espacio hasta ahora completamente desfigurado».
Studio Farris Architects ha reconvertido un pequeño establo de un complejo agrícola en la provincia belga de Flandes Occidental en una original oficina, con zonas de trabajo, salas de reuniones, biblioteca y áreas de descanso y lectura. El proyecto surge del deseo del propietario, que necesitaba un espacio donde trabajar independiente de su casa y encontró en este establo el lugar ideal para ello. Construido a principios de la década de 1990 y dividido inicialmente en varias habitaciones distribuidas en dos plantas, el espacio original ha sido completamente vaciado en su interior, en una intervención que, como afirman sus autores, “busca resaltar la percepción única de un espacio hasta ahora completamente desfigurado”, y en la que sólo se ha conservado el contenedor de ladrillo existente, restaurando una fachada en la que se han abierto nuevos huecos en respuesta a las necesidades programáticas del cliente.
Dentro, un segundo contenedor de hormigón envuelve todo el espacio, generando una atmósfera serena al tiempo que mejora la eficiencia energética y evita cualquier reacción química con los sulfatos del suelo y de las paredes del edificio original. En él, los arquitectos han diseñado un mueble autónomo y fácilmente desmontable que divide el espacio sin bloquear vistas ni alterar la percepción unitaria del volumen, transformando el establo en una oficina muy funcional y flexible que puede cambiar su configuración siempre que así se desee. Compuesta de vigas de madera apiladas, esta original estructura —que alberga estanterías, zonas de almacenamiento y rincones de lectura y descanso— da forma a la escalera por la que se accede a una zona de trabajo elevada, bajo la cual se sitúa la sala de reunión, abierta al paisaje a través de una gran puerta corredera que diluye los límites entre dentro y fuera.