Hay palabras que tienen un poder evocador muy grande, y por esto a veces “le suenan mal” a mucha gente. Una de estas es carisma, y se lo puedo asegurar sin demasiado temor de desmentido porque me estoy ocupando del tema desde hace bastante tiempo. Carisma es un concepto difícil, que se usa muchas veces como un cliché para crear sugestiones (la frase “esta persona tiene mucho carisma” es un clásico para no decir nada en concreto). Porque, en el fondo, el carismático es alguien que infunde miedo y que por lo tanto es preferible “tratar con cuidado”, puesto que el carisma nos hace pensar en algo que puede parecer muy simple y muy claro, pero al mismo tiempo muy amenazador: un líder con una personalidad fuerte, seductora y dominante, que puede empujar sus seguidores hacia la innovación, pero que podría también producir fallas irreparables. El siglo pasado ha producido bastantes líderes carismáticos de este segundo tipo.
Pero ahora parece que algo nuevo esta pasando en el universo digital. Por ejemplo, se ha publicado de reciente un libro (Mathieu O’Neil, Cyber Chiefs, Pluto Press, NY, 2009) en el cual el autor describe las nuevas formas de cooperación y de trabajo comunitario que nacen en el web, a través del análisis de casos que van de Wikipedia –la famosa enciclopedia online- a Dailykos –uno de los primeros blogs de discusión política en los EEUU-. En estas nuevas comunidades online la autoridad, más que el resultado de una estructura jerárquica de poder, parece ser una capacidad de influencia y de atracción del consenso a través de un proyecto, en la cual el fenómeno carismático es una de las características principales de las relaciones que se establecen entre los miembros de la comunidad. Nace un nuevo tipo de carisma, fluido, generalizado, compartido, que se presenta en una variedad de formas que mitigan el riesgo de dominio despótico en el largo plazo. Es más, O’Neil hace una diferenciación muy interesante entre hacker carisma, que es el resultado de una competencia individual reconocida por los demás, e index carisma, que se funda sobre la capacidad atractiva de un proyecto o de un grupo. El segundo es mucho más potente que el primero a largo plazo, y es el fundamento de ejemplos de nuevos monopolios como Google. Primera paradoja: el liderazgo carismático que siempre ha evocado un imaginario de dominio se establece hoy en organizaciones comunitarias sin relaciones jerárquicas rígidas.
Piraten Partei, nuevo partido politico para internet libre que en Suecia tuvo el 7% de votos en las elecciones europeas.
Otra palabra difícil es anarquismo, a la cual siempre se han aplicado numerosos estereotipos difíciles de superar. Los anarquistas, desde siempre considerados incurables utopistas y peligrosos subversivos, parecen hoy volver al centro de la actualidad gracias a los nuevos acontecimientos que ocurren en la red. En efecto algunos principios base del movimiento anarquista –auto-organización, asociacionismo, cooperación, lucha a todos los poderes establecidos– se están convirtiendo en plataformas fundacionales para las nuevas organizaciones “sin liderazgo”. Segunda paradoja: ¿el anarquismo, al que se acusa de utopismo, se está acaso convirtiendo en un ejemplo interesante para todas las nuevas formas de expresión y comunicación?
Tercera, y última, paradoja: en el mundo del web estamos hoy acostumbrados a ser muy individualistas y muy sociables al mismo tiempo, y las nuevas formas de creatividad nacen precisamente de este cortocircuito entre individual y social. Manejar estas dos dimensiones significa tener en cuenta que nos encontramos frente a un sujeto siempre menos comprimido en el universo frustrante y depresivo de la necesidad, y siempre más disponible a dejarse llevar hacia el campo móvil del deseo; sujeto que, por otro lado, da valor al mismo tiempo al hecho de pertenecer a una comunidad dentro de la cual puede intercambiar sus ideas y sus proyectos con otras personas. En el universo plástico de la web, la dimensión del proyecto se transforma en un valor de intercambio colectivo.
Leadership, web, sharing, work