Zapatos, sí, ese elemento de obsesión fetichista para infinidad de mujeres (y hombres). Ése elemento de vital importancia para pisar el suelo y la vida con fuerza, sí, Zapatos. Después de infinidad de debates acerca del glamour de los 15 cm de altura que separan la salud de las mujeres y el rocambulesco mundo del diseño del calzado hoy me gustaría enumerar la perfección visual de algunos de estos. Dejando de lado su finalidad nos encontramos ante piezas arquitectónicas de gran belleza. Una forma diferente de observar la funcionalidad y poner la realidad a un lado. Nos encontramos ante objetos para soñar, visualizar y maravillar nuestros sentidos. O quizás algo más?
La diseñadora de calzado brasileña ANDREIA CHAVES, crea unas piezas impresionantes combinando materiales experimentales y formas geométricas. Sus figuras arquitectónicas se construyen a partir de métodos tradicionales de fabricación. Detalladas y detallistas. Objetos de deseo, curiosidad y fascinación. Absolutamente perfectos y preciosos.
Perfectas en forma y concepto encontramos también las piezas de CHAU HAR LEE. Hechas a medida y por encargo. Piezas únicas. Exclusivas. Inspiradas a la vez por la curiosidad y la infinidad de la mente creativa de la diseñadora británica. Difícil la indiferencia ante una creación sin igual.
Después de líneas depuradas, limpias y puras algo se complica. La vida se complica y es ésa vida la que ANASTASIA RADEVICH imprime en sus zapatos. Mareo, temor, frío, vértigo, sueño, ilusión. Cada persona descubre e interpreta infinidad de elementos impresos y esculpidos en la forma.
Y la forma me despierta la verdadera pasión. La inexplicable emoción ante una pieza, una línea trazada en el aire que se convierte en objeto tridimensional. El sueño que empieza desde abajo y construye un look completo. Lo transforma, acentúa o se lo come pero jamás lo deja indiferente.
Para aquellos que no siempre saben mirar al frente, los que quedan marcados por los pasos, el suelo y su textura, el peso pesado de la gravedad. Para muchos, el zapato se convierte en una sonrisa y un referente. En creatividad desconocida y siempre apasionante. Siempre, también, de ayuda para aprender, de nuevo, a soñar.