Hoy recibí un correo electrónico de una de mis entrañables amigas, para desearme augurios de Pascua de Resurrección. Su lectura desencadenó en mi cavilaciones que activaron mis deseos de compartir este comentario. Pienso que los datos visuales, verbales, sensoriales, vivenciales, conjugados o relacionados poseen el alto potencial de ser información y dar temple a nuestra actitud de estar siempre en formación -“(in) formación”-, en tanto nos comunican, conducen a la comprensión y satisfacen nuestro deseo de crecimiento constante.
Las paradojas idiomáticas
El correo recibido hoy y el reciente fallecimiento del Novel de Literatura 1982 Gabriel García Márquez el pasado Jueves Santo, cuajó en la memoria mi estadía ese mismo año 1982 en el Instituto Superior para la Industria Artística –ISIA-, de la ciudad Urbino, Italia; ahí fue donde conocí a las colegas diseñadoras Marcella Baldasini – de Milán, hoy día periodista-, y a Cristina Gastaldello, oriunda de la ciudad de Verona, aspecto que me encantó cuando nos presentamos, en tanto merodee en mis pensamientos la casa de Giulietta, extraída del libro de Skakespeare, la cual aprecié con tanto agrado en tiempos juveniles cuando asistí a su puesta en escena en el Teatro Nacional de Costa Rica, y ciudad que conocí precisamente la Semana Santa de 1982.
Tres años más tarde, mientras yo estudiaba en Roma, mis amigas leían al novel de Literatura Gabriel García Márquez, y ellas me preguntaba cuál era la definición de “patio” en la novela del ilustre colombiano. Lo que tenían en mente con la lectura, era el patio central de un “palazzo”, rodeado de arcadas, corredores con esculturas al estilo Renacimiento y/o Barroco, en cuyo centro alrededor de la fuente, crecían cafetos y verduras, por los corredores corrían las gallinas, los terneros y hasta quizás uno que otro cerdito. Yo le explicaba que para nosotros –latinoamericanos-, lo patios eran la parte posterior de una propiedad, donde común encontrar sembradíos y animales domésticos. Al mismo tiempo pensaba en la dificultad de los traductores de ofrecer una idea clarificadora de las situaciones que pueden presentarse, pues más al Norte, en Estados Unidos, la idea de “patio trasero” posee connotaciones políticas, refieren a la cultura latina migrante, en tanto en el patio trasero se abandonan los objetos que ya no funcionan o que estorban en la casa.
En América latina, el “patio trasero de una casa” -en tiempos ya lejanos y fuera de los espacios urbanos-, servían –como se dijo-, para cultivar el café de uso doméstico, o tener la “chayotera” u otras verduras que proporcionaban algún sustento para el hogar, podía tener al fondo un gallinero, o incluso en casos un establo donde ordeñar la vaca para la leche de los niños, así, de manera simple mejorar la economía doméstica.
Aquella reflexión de inicios de los ochentas, en la experiencia personal me hacía sentir cierta dosis de vergüenza, en tanto en Europa la lectura de escritores de nuestro continente era algo cotidiano, sobre todo en la población joven o universitaria, ellos conocían más de nuestra narrativa local que nosotros mismos, al menos en mi caso, pero al mismo tiempo encendió mi necesidad de leer autores de todo el mundo.
LFQ, en el patio de un "Palazzo" en Urbinio, Italia en 1982. Foto M. Baldassini.
¿Qué centra la literatura con el diseño?
Como comenté al inicio, hoy temprano recibí un mensaje de Cristina, para desearme buenos augurios de Pascua –en Italia se celebra la “Pascueta” que es un feriado elevado a la máxima expresión de que cierran todo: restaurantes, comercio, oficinas gubernamentales, todo. Una vez más fluye la coincidencia de una Semana Santa que pasé en Verona en 1982 y la de 2014, cuando volví a evocar a García Márquez a quien homenajearán en este día 21 de Abril, y sus cenizas permanecerán en México y en su natal Aracatara -el “Macondo” sumido en las selvas del Magdalena en el Caribe colombiano.
Quizás los lectores se pregunten ¿qué centra este discurso? Pues el reciente deceso del magistral escritor de nuestra América, despertará de nuevo el deseo de leer sus escritos, de sentir la fuerza imaginativa de sus creaciones, de él y otros literatos, acción colectiva que incrementará la venta de libros y por ende su impresión, producción gráfica, consumo, y en todo ello implica el diseño. Es tiempo de observar los procesos de impresión, comercialización, y quizás hasta resolver aquellos deslices de los traductores que dejan grandes interrogantes sin cerrar, retos para nuestra profesión, para los ilustradores y diseñadores gráficos editoriales, para los creadores de infografías, quienes tienen también la tarea de esclarecer para el lenguaje universal las realidades intrínsecas de cada cultura.