Cuando conocí a Ivar Zapp Naumann -en los años ochentas del siglo pasado, el fue docente y director en aquellos años de la escuela de Diseño Industrial del Instituto Tecnológico de Costa Rica-, mi percepción de su personalidad fue la de un individuo cuyas teorías, modelos de pensamiento y actuación eran las de un “adelantado”. Hablaba con gran pasión del arte de nuestros pueblos originarios prehispánicos, del poder de las esferas del Delta del Diquís, en la zona sur de Costa Rica, como entes de orientación para una cultura de navegantes de la mítica “Atlántida”. Fue gran sorpresa saber que en los años noventas publicó el libro “Atlantis in América – Navigators of the Ancient World”, del cual hoy prepara la edición en lengua española. Fue grato volverlo a encontrar y saber que en este mismo año 2015, la Editorial Tecnológica de Costa Rica, publicó su segundo libro “Retorno a la Edad de Oro: La lengua cuadriculada de los Huetares”.
La principal conjetura planteada en este nuevo libro desdice la antigua percepción “eurocentrista” acerca de la cultura de nuestros pueblos originarios, de que eran cacicazgos de agricultores dedicados a la siembra del maíz y a la cacería. Emplaza un contundente cuestionamiento de cómo una cultura capaz de edificar las pirámides escalonadas de Palenque, Tikal, Chichén Itzá, Uxmal, Copán, y modelar los “kamales” y “Usekares” de oro, por parte de los Huetares -tesoros arqueológicos que hoy podemos apreciar en los Museos del Banco Central de Costa Rica-, se dedicaban solo a sembrar y desgranar el maíz, una de las principales fuentes alimenticias del pasado y de siempre en esta región. El autor convence al argumentar que estos objetos magistralmente modelados en oro, eran instrumentos de navegación propios de una cultura de navegantes y comerciantes que se movían por los mares del planeta intercambiando mercancías y por ende cultura.
Con cientos de citas, traducciones y argumentos, explica la existencia de un lenguaje madre a nivel de la prehistoria en tierras del continente, intersticio de comunicación que tiene que ver con la interpretación de módulos esféricos, morphogenéticos y curvilíneos cuadriculados propios de la ciencia geodésica, la cual servía a esos antiguos navegantes para ubicarse respecto a las estrellas orientadoras de nomenclatura alfa y beta -como la de Orión-, guía en sus travesías a lo largo y ancho del mundo.
De ahí mi interés en publicar esta aproximación al pensamiento de Ivar Zapp por medio de esta entrevista, para dilucidar esos enigmas que nos apasiona esclarecer para poder palpar la grandeza de las culturas ancestrales. ¿Cómo surgió la idea de esta nueva investigación que publicas con el título de Retorno a la Edad de Oro?
Después de descifrar la naturaleza marítima de los constructores de las esferas megalíticas halladas en territorio Huetar, y publicar mi primer libro “Atlantis in América” – Navigators of the Ancient World, quedé con la incógnita de ¿cuál era la lengua hablada en la Atlántida? Me pregunte: ¿podría ser una lengua hablada por los Mayas?
¿Cuál fue el principal activador intelectual que te llevó a publicarlo?
Llegar a la conclusión que las culturas originales no eran maiceras como nos vienen adoctrinado, sino más bien, eran grandes marineros de alta mar. Esa fue una verdad transformadora de mi espíritu.
Ivar, yo te conocí como docente y director de una escuela de diseño, entonces ¿qué centraliza el diseño y qué servirá esta motivación a los diseñadores de la región para proyectar dichas proezas de la cultura originaria?
Un cielo estrellado con las constelaciones ubicadas correctamente. Es decir, conocer el orden cósmico implícito en la esfera celeste. Hacer las cosas con desinterés, amar según el diccionario “Qajchiqel”, para lo cual se usa la palabra maya “Lokoj tu”.
La estela maya de la “ceiba de Pakal”, ícono del árbol sagrado que posiciona las direcciones cósmicas e implica la relación del inframundo -sobre cual fundamenta los espíritus del pasado-, y el supramundo -el orden del cosmos y eje de la cosmología y cosmogonía de los moradores originarios. ¿Qué relaciones implica con tu propia lectura de la cultura originaria?
Que ellos sabían que la mente necesita primero ubicarse con respecto a otros pueblos del mundo y segundo para ubicarse necesitan la doble cruz o ceiba sagrada para unir el cielo con la tierra, es decir, según la antigua tradición la cruz diagonal representó a la constelación Orión, una diagonal representa la pluma, la otra a la serpiente, o sea Quetzalcóatl. La cruz vertical y horizontal representa la posición del observador sobre la superficie del planeta Tierra, en el zenit esta una constelación que indica la longitud desde Orión, es el punto de partida o punto cero.
La Ceiba pentandra sostiene, como aprecias en tus investigaciones, “la imagen estructural de la lengua geodésica” que según tus teorías fundamenta la lengua madre de Abya Yala (nombre dado por los originarios Cunas a América). ¿Cuál es el significado de este hallazgo para la cultura contemporánea? ¿Qué réditos te ofrece el proceso de tu investigación para acuñar dicho nombre para el continente?, o, ¿qué elementos contextuales iluminan tu definición que clarificas con la lectura del libro y es centro nudal de tu pensamiento respecto a esta porción del continente americano que nos ocupa?
Aunque no lo cito en el libro, Guaman Poma de Ayala en su obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno”, como noble Inca y preparado para asumir el puesto de emperador, habla de muchos aspectos culturales que me inspiraron a adoptar este nombre Abya Yala como el de las culturas originarias.
¿Qué representa La Atlántida dentro de tus investigaciones y escritos?
La prehistoria de los pueblos originarios de Abya Yala -tal y como lo entendió Platón de los relatos egipcios-, el pueblo que instruyó a los egipcios en épocas predinásticas, y que fundamentó la astronomía Egipcia, proviene de los pueblos de mar que trajeron sus conocimientos astronómicos y la esfera de Atlas. Una gente de la mar del poniente Egipcio, o sea de Abya Yala.
¿Hacia dónde diriges -el “usekar” personal-, lo que llevas dentro y te anima a continuar? ¿Hacia dónde te dirige la gran Ceiba que como “Axis Mundi” sobresale de lo profuso del bosque tropical centroamericano?
A reconocer que las primeras ciencias de astronomía, matemática, geometría, geografía nacieron como respuesta a las necesidades de un pueblo de mercantes marinos de alcance mundial. Es decir, nuestra epistemología proviene de la necesidad de los pueblos originarios de Abya Yala de orientarse en alta mar. Clave para lograr este objetivo es la instrumentación desenterrada entre los rasgos culturales de los Huetares.
En tu libro, capítulo 2, pág 63, introduces una serie de preguntas citando a Aveni 1993: “El legado exhibido en los museos costarricenses apoya la hipótesis de que estos objetos culturales demuestran no solo una maestría total en el uso de todos los materiales conocidos, sino también rasgos de una civilización avanzada”. Entonces me apropio de la pregunta “…¿Acaso debemos creer que Las pirámides solamente fueron monumentos funerarios de una civilización agrícola?”
Como lo estableció el astrónomo Italiano Stechinni, las pirámides escalonadas -como los zigurat babilónicos-, eran instrumentos para instruir cómo la medida de la longitud en el círculo ecuatorial disminuye con cada escalón pero la latitud aumenta, en la cima de la pirámide la latitud es 90 y la longitud es 0.
Con la finalización del ciclo maya en 2012 o “Bactun”, se predijo cataclismos y el final del mundo. No sucedió, pero lo que sí ocurrió fue un renacer o florecimiento de la enorme cultura originaria, empezamos a interesarnos en utilizar ese pensamiento para vitalizar nuestras búsquedas y expresiones artísticas personales. Acá en Costa Rica, el curador de arte conteporáneo Rolando Castellón -a quien invito a plantear un par de preguntas sobre el tema de La Atlántida-, inició la muestra anual MAYINCA y MAYINCA Cartografías que exalta las virtudes del arte ancestral, nos revitaliza e inspira. Tú publicas este tu segundo libro, y se da un verdadero brote que alumbra los discursos actuales sobre el valor de la cultura originaria. Alfons Hug –curador del Pabellón Latinoamericano de la Bienal de Venecia 2015-, propuso el tema de “Voces Indígenas” en una instalación sonora con 21 artistas regionales donde se escuchan cantos y oraciones de las culturas indígenas actuales. ¿Cómo entiendes estos activadores y qué puede motivar tu propio pensamiento expuesto en “Retorno a la Edad de Oro”, para enmarcar una conciencia universal que redefina la historia antes forzada por las pugnas hegemónicas y las presiones de dominación del pasado?
Pues hemos llegado a entender que nuestra lengua madre surgió aquí en Abya Yala y por ende el protagonismo en nuestra historia de los pueblos originarios fue totalmente crucial al desarrollo de las civilizaciones posteriores y históricamente reconocidas.
En una artículo en mi blog Diseñacr de Experimenta Magazine que publiqué motivado por la apertura del nuevo Museo de Jade y de la Cultura Precolombina, concuerdo con tus argumentos: “De alguna manera activa la discusión sobre aquella teoría de cómo fue poblada La Tierra y en particular nuestro continente, cuando se dice que los primeros habitantes llegaron por el estrecho de Berig”. Sin embargo se abre espacio a la contrateoría y que también plantea el curador Castellón, de que pudo ser a la inversa, o sea que fueron nuestros ancestros los que en esos flujos migratorios liminares se esparcieron por todo el planeta”. ¿Cuál es tu percepción acerca de estas conjeturas?
En primer lugar mis investigaciones apuntan a un origen humano en este continente y por ende los pueblos originarios no provienen de ningún otro continente. En segundo lugar, los fósiles humanos hallados en la pampa argentina junto a megasaurios así lo sugieren y esto es apoyado por fósiles humanos hallados en Brasil. Aparentemente, la historia humana en vías de una civilización se remonta a unos orígenes de por lo menos 120 mil años o 1 millón de años. Contrario al dogma actual que la civilización no comenzó con el pensamiento y organización social de hace 6,000 años entre los Sumerios.
Antes te pregunté por el diseño de productos y cómo el arte de nuestros ancestros puede motivar a reinventarnos en la actualidad. Aspecto que también traté en el referido artículo:
“Sorprende el dominio del modelo formal, la configuración del cilindro o la esfera, de las intersecciones y cortes entre conos, cilindros y esferas para generar superficies de transición inusitadas, de genuinas tipologías morfológicas.” ¿Percibes algún detonante motivacional que catapulte lo local delante de los paradigmas centrales del diseño global?
Pues si los pueblos originarios de Abya Yala son extremadamente antiguos, entonces es de esperar que hayan desarrollado patrones de diseño universales. El detonante descarta preconcepciones dogmáticas, como las que nos enceguecen hoy día. Es decir, en la medida que dejamos de pensar en términos de un Dios Único, estaríamos rescatando el pensamiento y sentimiento propio de una mente espiritual y ligada a una lengua universal.
Interesa subrayar este argumento respecto a la visita al Museo del Jade de Costa Rica: “salta a la vista la fuerza de la “mujer jaguar”, la “chamana”, que devela un signo distinto del rol social de la mujer en aquellas sociedades ancestrales.” ¿Concuerdas con esta percepción del rol de la mujer en la cultura originaria?
Si, porque estoy consciente de que, como entre la cultura naval y estelar de los Polinesios, el gran conocimiento se transmitía a los hijos primogénitos, sean mujer u hombre, y la arqueología Huetar refleja una sociedad de matriarcas.
¿Cuál es el principal detonante de tu propia contrateoría que debe desenmascarar la historia cultivada desde la colonización y alumbre un nuevo hito como discurso de la Postcolonización? ¿Hacia dónde marca el derrotero de la gran ceiba para el pensamiento e intelecto centroamericano?
Debemos entender la perspectiva de un navegante estrellado la cual motivó la posibilidad de navegar los océanos del pasado. Tenemos que entender que el tesoro perdido consiste en que casi ninguno de nosotros sabe navegar con las estrellas. Al rescatar esta óptica sabremos controlar nuestros sentimientos ante territorios y espacios desconocidos.
Ya para terminar con este acercamiento al pensamiento de Ivar Zapp, invité a Rolando Castellón a plantearte estas preguntas que motivan sus proyectos expositivos de arte contemporáneo, en relación a tus teorías acerca de la existencia de Atlántida: Una de las obras magistrales de la ya desaparecida Virginia Pérez-Ratton -directora-fundadora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) y Fundación Teorética-, fue la exposición internacional titulada “Estrecho Dudoso”, realizada en el año 2006. El tema es muy relevante respecto a las historias y mitos que iniciaron después de la llegada de los españoles a las costas de la América meridional. Esa exposición creó un nuevo diálogo y conjeturas acerca del tema del llamado Realismo Mágico con el cual se ha referido al área. Existen muchos otros mitos en ésta parte del mundo como “El Dorado”, “La Fuente de la Juventud”, “Triángulo de las Bermudas”, y, la que más nos interesa, como artistas es la especulación acerca de la mitológica Atlántida. Quisiéramos que elaboraras un poco más pensamiento acerca de el tema, detalles de ese, supuesto, continente perdido del que nos habló Platón. ¿Qué piensas al respecto?
En mi libro “Atlantis in America”- Navigaors of the Ancient World, explico que América pudo ser la Atlántida de Platón y Costa Rica el hogar de los instructores de una liga mundial de mercantes marineros, como lo sugiere Cyrus Gordon en su obra “Before Columbus”. Desgraciadamente la palabra ATLANTIDA esta asociada con muchas teorías mal fundamentadas, por lo tanto la comunidad “científica” entiende esta palabra como algo no serio, aunque es todo lo contrario.
Lo más importante del proyecto que nos proponemos realizar e 2016 es rescatar el tema del olvido, en favor de las nuevas generaciones y el reconocimiento de temas antiguos de nuestra cultura. Una de las razones –prosigue Castellón-, por la cual nos interesa el tema, como artistas, es la idea de abordar el mito desde el punto de vista de un mundo imaginado y más concretamente el factor político real, de que con la supuesta construcción de un canal en Nicaragua que une aguas del Atlántico/Pacífico y con la existencia del Canal de Panamá, los continentes Norte y Sur se separan creando una isla; un nuevo continente en el centro de América al cual queremos referirnos como “CentrAmérica”, o el “continente perdido Atlántida”. En efecto nos interesaría organizar una exposición de arte contemporáneo usando el mito de la Atlántida como tema. ¿Qué opinas?
Fabuloso, me atrevo a exponer todo lo que pienso y que es ignorado por los antropólogos ortodoxos.
A manera de colofón de este acercamiento a Ivar Zapp, considero difícil dejar de regenerar el pensamiento incisivamente bombardeo por las ideas que expone su libro “Retorno de la Edad de Oro”. Son muchas las interrogantes que se abren y enormes las certezas que instigan a cuestionar y a tratar de esclarecer sobre esos modelos eurocéntricos que nos hicieron, con que fuimos formados, pero qué importante en un medio cultural e intelectual que poco se dice sino del impacto de la crisis, del terrorismo internacional, de las fluctuaciones del precio del petróleo u otras percepciones de una cultura fallida, que solo habla de descontento, reclamo político y beligerancia social. Este libro puede ser el activador para elaborar nuevas actitudes, sacar nuevos bríos o fuerzas de flaqueza que nos catapulten a volver a vivenciar y revitalizar el esplendoroso pasado de “Abya Yala”.
Foto pagina 34, Figura 4
Que intencion le hace usar una foto en la que no se puede observar absolutamente nada con la exception de una posible cabeza de un cuzuco?
Grande Ivar Zapp….un conocimiento enorme sobre geología e historia y la evolución misma de la tierra.
Tuve la dicha de conocerlo y tener una relación de amistad con el en Guanacaste.