La experiencia como valor añadido
En la última década el diseño para niños ha ido avanzando y afianzándose como un sector de especialización para profesionales de todo el mundo. Proyectos como Doit, el mobiliario didáctico de Ana Suárez-Anta; Amor, el casco de seguridad para bebes de S2 Victor; o Spot, el tutor virtual de NewDealDesign, son buenos ejemplos del desarrollo exponencial de un territorio que hasta hace no mucho, estaba poco explotado.
En esta ocasión hablaremos Bou, un proyecto que explora la movilidad para niños y en concreto, la movilidad sobre dos ruedas. Se trata de una bicicleta para niños de 2 a 5 años ideada por el joven creativo, Sian Hosking Berge, alumno de la Escuela de Diseño de la Universidad de Massey, Nueva Zelanda. Sin pedales, producida en madera contrachapada y acero, el mayor acierto de esta propuesta es la posibilidad de ser ensamblada completamente —con la supervisión de un adulto—, por su futuro usuario. Gracias a su arquitectura modular y a un sistema de pernos y encajes señalizados con colores, el proceso de montado es atractivo y relativamente sencillo. De esta forma, su creador, a través del análisis y una reflexión honesta, le ha otorgado un valor añadido que ha elevado el proyecto a otro nivel.
«Cuando era niño, pasaba horas en el taller de mi abuelo aprendiendo, creando y jugando con mis inventos. Fueron aquellas tardes las que construyeron mi relación con mi abuelo y me definieron. Quería diseñar algo que proporcionara las mismas experiencias sin la necesidad de muchas herramientas», confiesa Sian Hosking Berge sobre su fuente de inspiración.