Cuando la que cocrea es la naturaleza
La artista Vero Ryan pinta lienzos, telas, que entierra en distintos lugares de la Argentina con los que tiene algún vínculo. Los va pinchando en un mapa antiguo de esos también de tela que usaba en la escuela, y luego los desentierra para, primero sorprenderse, y luego volver a intervenirlos con estampas, serigrafía, bordados en hilos de seda. Piezas que trajo esta semana a Berlín en una bella exhibición que puede verse toda esta semana como parte del Festival de arte Hallen 05 en la exfábrica de fundición de metales alemana transformada en centro cultural y de eventos Wilhelm Hallen.
Un trabajo exquisito de cocreación entre ella y la naturaleza, nada menos que con la madre tierra que según donde sea (cerca de un árbol, río) hace su magia. Imprime, corroe, tiñe, estampa.
Ryan repite que empezó en el arte de grande, así como también nos cuenta que vivió (y actualmente vive) en el campo y que es de tiempos lentos. Que ama y necesita de los procesos. Eso basta, por lo menos para los que vemos el valor, el alma, en las piezas que tienen un buen origen, para entenderlo todo.
“Descubrí un día que era verdad. Que nos morimos. Como también supe del amor y la vejez. Amor y vejez y muerte. No siempre en ese orden. Descubrirlo fue contundente. Esa certeza se convirtió en mi punto de partida. Trabajo para no olvidar o para recordar…..no lo sé. Hablar de la muerte para no olvidarme de vivir. Recordar para entender. ¿Qué relación hay entre el tiempo y el recuerdo? Me interesa ese tiempo distinto del que hoy percibimos, un tiempo que no tiene en cuenta días ni semanas. Un tiempo acompasado por la naturaleza. Me asocio entonces a la tierra para crear, en un intento por retomar ese vínculo fundante. La tierra que habito, los vínculos que me habitan…Tierra y vínculos son parte de un todo que me conforma. ¿Dónde trazó la línea que me separa de la tierra? ¿Cómo reconocerme fuera de ellos? Utilizo el textil como registro, testigo indiscutible del paso del tiempo que dará cuenta de los secretos que la tierra guarda para sí.
El textil como primera y última piel. Allí la memoria será huella, cicatriz, ausencia… y vendrá a recordarme también una vida vivida, el tiempo que soy, tránsito y pasajero. La tierra me habita y me habilita”, detalla desde los textos de la muestra.
Y luego nos cuenta frente a sus hermosos textiles: “Las flores tienen que ver con la idea del tiempo circular y la transformación. Pinto flores que a su vez dan semillas que a su vez dan flores, entonces enterrar las flores es el simbolismo de ese tiempo de transformación que es en el que creo y no en el lineal”, nos cuenta desde la parte de la muestra donde trabajo pintando primero flores que luego fueron intervenidas por la naturaleza y luego de nuevo por ella en una especie de rescate arqueológico ya que luego de pasar por la tierra las restaura con puntadas invisibles en hilos de seda.
También, la exhibición, tiene otra sección dedicada a trabajos de co-creación con el grupo de teleras de Pachamama, Santos Guzmán, Irene Guzmán y Pilar Orellana en Formosa, en el Norte Argentino, con técnica de Ikat serigráfico, teñido y tejido en telar de peine. Y otras en pequeño formato donde las telas están escritas y luego enrolladas y guardadas porque son esas cosas que decidió que… “Todo esto no te lo voy a decir”.