“Jugar, aprender, comer, dormir y ser activo: cómo crecen los niños hoy en día puede ser una cuestión de diseño».
Ya lo han repetido hasta el cansancio desde terapeutas a literatos, la vida es juego. Tanto más cuando se es niño y a través de él, se sociabiliza, aprende, internaliza el mundo y en algunos casos, hasta se curan ciertas patologías.
Así lo muestra la recientemente inaugurada exhibición Design für Kinder (Diseño para niños) que continúa hasta febrero en el Bröhan-Museum de Berlín que le dedica varias salas de su planta alta.
“Jugar, aprender, comer, dormir y ser activo: cómo crecen los niños hoy en día puede ser una cuestión de diseño. Desde el siglo XIX, la vida y las experiencias de los niños han estado determinadas por muebles, juguetes, libros y objetos cotidianos diseñados especialmente para ellos. Incluso los primeros objetos de diseño permiten comprender el fenómeno de la infancia y la cambiante percepción social de la misma. En el siglo XX, que la pedagoga sueca Ellen Key proclamó “El siglo del niño”, la planificación de espacios y objetos para ellos se convirtió en una disciplina diferenciada. Sin embargo, la concentración en el tema de la infancia ha dado a menudo a los diseñadores modernos una libertad y creatividad particulares: desde el diseño reformista en torno a 1900 hasta el diseño de la Bauhaus y la posguerra en Oriente y Occidente, hasta nuestros días. Con sus elevadas exigencias de sencillez y facilidad de uso intuitivo, el diseño para niños casi puede considerarse un paradigma del buen diseño”, adelanta el equipo curatorial formado por Theresa Augustin, Anna Grosskopf, Jana Jarzembowski y Nils Martin Müller.
Así, la exhibición reúne ejemplos de mobiliario, producto y diseño gráfico y los sitúa en su época de origen. Además del diseño de habitaciones infantiles y parques infantiles (hasta con un mapa de barrios de la ciudad donde se ubican), los objetos diseñados para niños también se analizan en función de su materialidad natural o artificial. Además, una sala independiente dedicada a los libros infantiles no sólo presenta ejemplos históricos, sino que también ofrece una pequeña biblioteca para hojear, mirar y leer.
Es que la puesta está dirigida tanto a niños como a adultos y contiene muchos elementos interactivos que se pueden probar fomentando un cambio de perspectiva entre jóvenes y mayores siendo, además, una invitación a los adultos interesados en el diseño a mirar el mundo material a través de los ojos de un niño. Y lo más lindo, es que basta pasearse por la misma. para comprobarlo ya que algunas piezas son irresistibles, sobre todo también para niños de más de 30.
¿Una perla? La colección de animales-juguetes terapéuticos de la diseñadora Renata Muller.