La artista, diseñadora, emprendedora y promotora del saber hacer artesanal ecuatoriano, cuyo legado lo siguen honrando las mujeres de la familia a través de la marca Olga Fisch Folklore y del Proyecto Olga Fisch
Hay personas que parecieran no tener una, sino muchas vidas. Y en ese saber hacer tan virtuoso y prolífico nos «re-enamoran» con la disciplina. Tal es sin dudas el caso de Olga Fisch. Enorme diseñadora, artesana, artista y luego, como pasa en muchos casos, sobre todo de mujeres en Latinoamérica, gran promotora del binomio Diseño & Artesanía.
Cuentan las generaciones de mujeres que la suceden (hija, nieta, bisnieta), en legado y espíritu, que fue un incidente trágico para una amante de los objetos -perdida de varias colecciones – lo que motivo su afán no sólo de crear sino de rescatar y valorar el arte popular y la artesanía ecuatoriana. Y por supuesto, su amor a primera vista ( estas historias son siempre de pasiones extremas) por el saber hacer artesano.
Pero vayamos a la historia que es única por donde se la mire. Olga nació en Budapest en 1901 y se formó como ceramista en Viena bajo la tutela de Vally Wieseltier. Además de diseñadora de la Wiener Werkstätte y de haber estudiado dibujo y pintura en la Kunstakademie de Düsseldorf. Su práctica creativa estaba, por tanto, influenciada por corrientes europeas como el expresionismo alemán, la nueva objetividad y la Bauhaus. Pero, como judía húngara tuvo que exiliarse junto a su familia a Ecuador en 1939.
La llegada de Olga a Ecuador tuvo un impacto tan profundo en ella que pronto empezó a aplicar lo que veía y coleccionaba en diferentes diseños. Esto la llevó a trabajar muy estrechamente con artesanos, proporcionándoles una plataforma para mostrar sus habilidades y talentos. Entre sus diseños más famosos están sus alfombras, que se han expuesto en el MoMA, el Lincoln Center, el edificio de la ONU y otras colecciones de renombre.
“Hay una anécdota deliciosa que la pinta por entero. Cuando llegó, la mandaron con la poca plata que tenían al mercado y ella en vez de comida compró artesanía”, nos cuenta orgullosa y conmovida su comprometida y sensible sobrina nieta, Margara Anhalzer. Apasionada profesional que custodia y hace crecer hoy su legado, junto a otras mujeres de la familia, como su hija, con quien dirigen Olga Fisch Folklore, la marca fundada por la propia Fisch en 1942 y que continúa impactándo con joyería en Tagua, las emblemáticas y coloridas Shigras, los kaftanes, inspirados en las blusas bordadas de las mujeres de Zuleta y los cuellos de Saraguro, entre muchísimas otras piezas de una belleza extrema.
“A lo largo de su vida, Olga perdió varias colecciones de arte, por lo que había prometido no volver a coleccionar. Sin embargo, esa promesa se rompió rápidamente a su llegada. Hipnotizada por los colores, las texturas y las tradiciones del arte popular, empezó a coleccionar y comisariar la primera colección de arte popular de Ecuador, que más tarde daría la vuelta al mundo”, suma Margara.“Por eso, continúa, en Olga Fisch Folklore creemos en el poder de la co-creación y la colaboración. Reconociendo el inmenso talento y habilidad de los artesanos locales, trabajamos estrechamente con ellos para desarrollar y perfeccionar su oficio, proporcionándoles recursos y formación para mejorar sus técnicas. Al fomentar este proceso de colaboración, nos esforzamos por empoderar a los artesanos y contribuir al crecimiento y la preservación de la artesanía tradicional. Juntos, creamos piezas únicas y significativas que encarnan el rico patrimonio cultural de Ecuador”, agrega Anhalzer., quien también se ocupa de perpetuar el legado histórico a través de muestras como la que organizaron este año junto a la Italiana Giada Lusardi, Directora Ejecutiva del Proyecto Olga Fisch, y otra que se vendrá en el 2025.
“Olga Fisch ha sido uno de los personajes más relevantes en la escena cultural ecuatoriana, por su trabajo como artista, diseñadora, coleccionista, empresaria y por su aporte a la dinamización de los debates sobre las artes populares entre los años cuarenta y ochenta del siglo XX. Diseñó alrededor de sesenta alfombras y tapices, en las que reinterpretó los motivos de las artes populares y de las producciones ancestrales del Ecuador”, destacaba así Lusardi en el catálogo.
Por último cuentan que hay una frase que la define: “Si en algo puedo confiar, es en mis ojos”. Realmente no hay dudas de eso querida Olga Fisch.
