El tema del día en España -y que lo será por muchos días, incluso más allá del país- va de naming: es la megafusión de las dos entidades CaixaBank y Bankia, que sumarán el primer banco del país y el décimo de Europa. Escribo esto el día 6 de septiembre, cuando se rumorea el nombre corporativo que va a darse a la entidad resultante. La hipótesis aparentemente más probable es CaixaBankia.
Sin duda es la mejor solución por su calculada ambigüedad ante un conflicto inevitable de opinión pública. Siempre es mejor vivir en la ambigüedad que en el conflicto. Más aún cuando el conflicto enmaraña tres poderes inquietantes: la Economía, la Política y la Ideología. ¡Menudo problemón!
La solución CaixaBankia es ambigua pero controlada. No es una ambigüedad gaseosa, imprecisa, sino binaria. Tiene dos únicas lecturas y vale para todos los gustos. Para los que quieren una fórmula equitativa, el pez grande es generoso: sacrifica la segunda mitad de su nombre y cede el lugar a Bankia, que no pierde ni una letra. El grande cede ante el pequeño (CaixaBank triplica a su partner en beneficios y en valor por cotización en Bolsa).
La otra lectura para los que quieren que se reconozca el predominio del gordo ante el chico, lo tienen claro. CaixaBank se come dos tercios del nombre de su partner y pone las dos últimas letras “i” “a” en el furgón de cola. Salomón no era tan sabio.