La fascinación es la captura que la imagen efectúa de la mirada del espectador. Una imagen que me fascina es una imagen de la que no puedo apartar la mirada. Una imagen que no solo se impone al ojo, sino que retiene la mirada.
La fascinación es una emoción, y podría medirse en un laboratorio tomando imágenes de pregnancia comparable y examinar cuánto tiempo la mirada es incapaz de apartarse de ellas. La mirada no es simplemente el eje óptico del ojo, sino el mecanismo complejo de orientación del mismo, acompañado por el sistema perceptivo cerebral de los datos que el ojo le proporciona y por el control mediante este sistema perceptivo de los movimientos de orientación del ojo en el espacio visual.
Mis investigaciones sobre la fascinación muestran que la respuesta del ojo ante las imágenes presenta dos niveles de percepción: el nivel simplemente óptico (de los fenómenos o del op’art) y el nivel deimplicación psicológica (intensidad de la experiencia).
Paralelamente, he constatado las dimensiones de las imágenes fascinantes. Dimensiones de simplicidad y de complejidad, de belleza y de monstruosidad; de vibración y de repulsión. Todas ellas con la misma atracción fascinante.
He reunido un repertorio de motivos para un lenguaje de la fascinación, que expongo aquí sumariamente. Los fenómenos ópticos; el efecto moiré (interferencia óptica de series regulares que ha inspirado el “arte óptico”); las imágenes del “ error flagrante”; la figura del “vértigo”, la espiral y ellaberinto; las imágenes engañosas, paradójicas o imposibles como las figuras computacionales de Yturralde en el campo de la geometría; los inquietantes efectos barrocos de Escher; las imágenes de lo insólito en el surrealismo de Dalí y Magritte; las figuras ambiguas y anamorfóticas, las composiciones de Arcimboldo, las imágenes del trompel’oeil que crean la incertidumbre realidad o trampa; las imágenes –matriochka, que se contienen repetidas una dentro de la otra; las imágenes simétricas: el doble, la sombra, el espejo; la línea oscilando sin fin dibujando volutas y arabescos increíbles, y formas figurativas; las imágenes fantásticas; las imágenes sensualizadas, táctiles, hiperrealistas. El sadomasoquismo que hace contemplar, a veces obsesivamente, este “momento raro” que muestra la ejecución a espada del condenado a muerte en que la cabeza se separa del cuerpo para rodar por el suelo; las figuras deformadas, la fealdad, la monstruosidad; la fuerza del erotismo, y de lo exótico.