El pasado 16 de julio se celebraba el 60 aniversario de la fundación de la ONG, Òmnium Cultural. Una iniciativa de cinco personas entusiastas cuya misión era -y sigue siendo- impulsar y expandir la cultura y la lengua catalanas.
Uno de los principales artífices del proyecto, el amigo Lluís Carulla, me pidió que diseñara el distintivo identificador de la nueva institución. Por ser nueva, además de insólita, necesitaba visualizar un mensaje simbólico de su identidad y actividad. Entendí la idea de “fertilizar desde las raíces y dar vida al florecimiento de la cultura catalana”, y lo expresé evocando el símbolo cuatribarrado de la “senyera”, que crece y se abre al calor de un Sol que es -obviamente- la letra inicial de la institución.
Desde la distancia de seis décadas y del anonimato, algo tuve que ver en ese exitoso aniversario.
Hoy, sin embargo, aquel mensaje simbólico está superado. La trayectoria y la notoriedad de Òmnium ya no necesita símbolos identitarios. Òmnium es una realidad de sobras conocida, con más de 187.000 socios que mantienen con sus cuotas una estructura potente y eficaz. Òmnium es una entidad única en Europa. La palabra Òmnium en esos 60 años ha sido llenada de contenidos y valores. Todo el mundo sabe qué es y qué hace, y el nombre Òmnium se basta por sí mismo.
Por eso han hecho bien los responsables sustituyendo “mi” símbolo ya agotado y haciendo la comunicación más simple y directa con una palabra: Òmnium, que ya lo dice todo. Escribo, pues, desde la objetividad, y sin sentimentalismos nostálgicos. Hoy, en Òmnium nadie recuerda su símbolo fundacional, y menos aún el gran público. La misión del nuevo signo identificador es imponerse y hacer olvidar su precedente. Tampoco nadie en Òmnium, desde el presidente Cuixart al último nos conocemos. Natural: cada uno hace su trabajo. Mantengo, como siempre, mi independencia intelectual y profesional ajena a las capillitas.
De los 50 libros que he publicado, ¿cuántos en catalán? Uno, y fue ganado a pulso. Fue “Premio a la Investigación sobre Comunicación de Masas 1988” de la Generalitat de Catalunya: L’expressivitat de la imatge fotogràfica. Una aproximació fenomenològica al llenguatge fotogràfic. Fue traducido al gallego y publicado en 1994 por Edicións Lea.
He explicado esta historia anecdótica porque amo el diseño y adoro las imágenes. El primer libro que publiqué, en 1971, se titula La imagen y su impacto psicovisual. El próximo, que está al caer, es Cara a cara con el diseño.