Hace ahora 35 años estaba yo en estado de euforia y expectante en espera de cómo reaccionaría el público de habla hispana ante la publicación de la flamante Enciclopedia del Diseño -la primera y única en su género, que yo sepa- que había creado durante dos años de trabajo y viajes por Europa, y estaba lista, a punto de aparecer en Barcelona (Ediciones Ceac) y exportarse a América Latina.
La Enciclopedia consta de 12 volúmenes temáticos desarrollados con espíritu enciclopedista (lo que hoy es materia ignorada) que implica la profundización exhaustiva y de las ramificaciones propias de cada tema. Dos obras mías inauguraban la colección: “Señalética” e “Imagen global” mientras se estaban traduciendo las siguientes. Y cerramos el último volumen con “La materia de la invención”, de Ezio Manzini. Tuve la fortuna de contar con el apoyo de grandes amigos, Abraham Moles, el Centre Georges Pompidou, Gérard Blanchard, Joan Fontcuberta, la “escuela de Estrasburgo”, los amigos semióticos alemanes y hasta brasileños. Albert Culleré tuvo el privilegio de diseñar esta Enciclopedia irrepetible.
Formé asimismo un comité científico con 12 celebridades con Gillo Dorfles (Italia), Peter Kneebone, Abraham Moles y Elisabeth Rohmer (Francia), Roland Posner (Alemania), Peeter Tooming (Estonia), Georges Beaupré y Wladimir Krisinski (Canadá), Walter Zanini (Brasil), Jorge Glusberg (Argentina), Robert McMahon (EE.UU.) y Katsuhiro Yamaguchi (Japón).
Este proyecto fue una reivindicación europeísta del diseño; en la Presentación lo expresaba con estas palabras:
“Esta Enciclopedia declara su internacionalismo de principio, y pone de relieve que, aunque las grandes escuelas mundiales de diseño -Estados Unidos, Japón, Europa- tenían unos mismos problemas técnicos, por otra parte poseen raíces y estructuras culturales diferentes que definen la especificidad de sus identidades”.
“Pensamos que nuestras raíces culturales, procedentes del choque de culturas de la civilización mediterránea, en su cristalización actual, más que manifestar una ‘escuela europea’ histórica de diseño, revelan la existencia de una seria de hitos que son los fermentos de una forma de pensar y hacer diseño”.
En el sustrato de la cultura europea pervive la filosofía alemana, con el racionalismo francés, el pragmatismo angloescandinavo y la creatividad latina. Ahí están la imprenta de Gutenberg, la fotografía (Niepce), el cine (Lumière), el Modernismo (Art Nouveau, Die Stijl), Gaudí, Mucha; la creación racionalista de Le Corbusier, Walter Gropius y Josep Lluis Sert; la conceptualización precisa asimismo del Arte Gráfico alemán, la Bauhaus, la escuela tipográfica suiza; el diseño danés y del automovilismo italiano; los ejemplos de AEG, Olivetti y Braun; el diseño de moda francés e italiano; los aportes a la sociología del diseño de la “escuela de Estrasburgo”. El funcionalismo depurado de Van der Rohe; la tipografía de Garamond, Bordoni, Morrison, Bauer, Rainer, Zapf, Frutiger. La irrupción del Dadaísmo, Klee, Picasso, Dalí, Miró, Tàpies. Los calígrafos españoles, el grafismo de Breadsley o el enigmático Escher, el cartelismo de Toulouse-Lautrec, Lenica, Cieslewicz, Cassandre, Ramon Casas, Josep Renau, Artigas, el Filograf de Giralt Miracle, Aicher y una plétora de valores contemporáneos, muchos de ellos, entonces próximos a la celebridad.
Esta Enciclopedia singular fue reconocida públicamente por Pentagram de Londres, por la Domus Academy de Milán y por el Art Directors Club de Nueva York, con el tradicional silencio de las instituciones españolas (el editor ilusionado presentó la Colección al premio Laus y recibió el más estruendoso chasco: ni caso). Por el contrario, el contraste con la entusiasta acogida de estudiantes, profesionales y universidades de América Latina. En conjunto, una experiencia irrepetible.