La fusión de Unicaja y Liberbank es noticia de actualidad. A mi me trae los recuerdos de cuando creamos con mi equipo el sistema de identidad verbal y gráfica de Unicaja, en 1991.
En aquella época se produjo la fusión de las cinco Cajas andaluzas (Cádiz, Antequera, Almería, Ronda y Málaga) que constituiría la primera Caja andaluza y la quinta de España. El problema que preocupaba al entonces presidente Braulio Medel era el nombre que daríamos a la nueva entidad. Su razonamiento era lógico: 1) cada una de las Cajas tiene su nombre propio y sus clientes, 2) si adaptáramos el nombre de la Caja principal, las demás desaparecen y eso frustra a todas, 3) si vamos a un nombre nuevo será una cosa completamente extraña para todos: mal comienzo si perdemos las raíces. Buscaremos un nombre de consenso, le dije.
Hicimos unas encuestas locales entre clientes de las cinco Cajas. La gente tiene sentido común. La pregunta era cómo veían la fusión. Las respuestas mayoritarias eran de este tipo: Deberían entenderse bien. Trabajar juntas. Coordinarse y dar un buen servicio. Que haya un buen entendimiento. Que se organicen juntas y todos ganemos. Que unan los esfuerzos y trabajen mejor. Cooperar. Colaborar. El significado global se puede sintetizar en una palabra: Unión. Pero había un temor: que las Cajas fueran engullidas por el “pez gordo”.
La propuesta definitiva “Unicaja” funcionaría porque conectaba con el sentir de la gente. Para la nueva institución, “Unicaja” significa Caja única y Unión de Cajas. Asunto resuelto. Ahora bien, la implementación del nuevo sistema de identidad, la marca corporativa, que ostentarían desde ahora todas las oficinas fusionadas se acompañaba, en la fase de lanzamiento, de banderolas en fachadas con el nombre propio de cada Caja. La respuesta era: “Somos la nueva Unicaja, pero tu Caja sigue siendo la tuya”. De hecho, adoptamos la misma estrategia que para la fusión de las “Cajas Rurales” en 1989, cuyo gran presidente fue José Barea.
La cuestión del nuevo nombre no tuvo problema, igual como el símbolo gráfico. Esa nueva marca fue aprobada a la primera. La figura del abanico de color verde, un objeto muy popular en Andalucía y color de la bandera de la región, evoca al mismo tiempo el perfil del Sur, con el ángulo señalando donde reside la sede central de Unicaja.
Lo que me satisface es que el nombre y el símbolo que creamos hace ahora 30 años, sigan identificando a la flamante entidad bancaria por muchos años más.
El valor percibido es mucho más importante que el significado atribuido, es decir en esta marca que prevalece saludable lo que más intenta denotar es su raíz, pero lo que puede simplificarse aún más es la proposición simbólica. El abanico verde que a más de ser un elemento que abarca muchos aspectos incluso los culturales propios «identitarios» son atributos de un icono visual atractivo. La fusión de las cajas en un nombre único y simple como «UNI» resulta un eufónico sonido que involucra. Hay algo más que a mero «golpe de vista» y he podido descubrir En detalle este símbolo corporativo parte de un sistema muy bien explicado y propuesto, pero al «golpe» como decía en la experiencia personal confieso no le di mucha importancia (perse)…,me explico es curioso siendo mi profesión de «ojeador» compulsivo (con lo cual demuestra que la estridencia no es un gran atributo para una marca, en cuanto pase más camuflada en el contexto mejor) me sucede, pero de una observación lateral entonces asumí como significado: el «abanico» en crecimiento era la variedad de productos financieros de la institución ofrecidos o el crecimiento del ahorro de menor a mayor; también la repetición del elemento geométrico induce a ello y la imagen proyectada bien se relaciona con billetes!!. En lo barroco de esta explicación, Ockham me perdone por lo antedicho, resumo: Un símbolo se ve y se lee según la circunstancia o contexto cultural, se interpreta según educación, se percibe y se razona a nivel subconsciente no siempre igual. El éxito radica no solo en la dirección sino en el mensaje que emite y aunque este no sea el buscado (diseñado o pensado) ha logrado su cometido positivo y asociativo. En tanto, pocos pueden lograrlo como este.