Se consolida lo que aparentemente es gratuito, incluso en la venta de productos y servicios, pero también los honorarios coyunturales, enmarcados en promesas o expectativas engañosas, como el caso de la fotocopiadora barata en contraste con los costosos cartuchos de tinta.
La finalidad de los GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) es obtener beneficios a partir de lo falsamente gratuito. El servicio, el trabajo precario y la producción creativa terminan convirtiéndose en una forma de coworking extremadamente exigente. El coste marginal cero genera el fenómeno de “granjas de ideas”, basadas en datos capturados e impulsadas por la inteligencia artificial generalizada (IAG): “Son constantemente monopolios a partir de los cuales obtienen beneficio” (L. Ferry). La inmediatez de la información en las redes, intencionalmente mayéutica, proporcionada por plataformas especializadas, tiende a reducir el valor del trabajo hasta el coste cero.
El diseño debe superar esta situación alienante. No se trata de explorar desde un pensamiento dualista, sino desde la variedad, incorporando el pensamiento, la experiencia y la razón en los procesos de creación, con el objetivo de estructurar un todo o desarrollar conceptos antagonistas a partir de necesidades circunstanciales dentro del proyecto, ya sea en la ciudad, en la cotidianidad o en los espacios.
Esta situación conectiva fomenta una innovación intensiva en detrimento del medio ambiente. El diseño, el proyecto, tanto en el presente como en el futuro, se entienden desde una lógica de interconexión más que desde la conjunción entre cuerpos y conciencias situadas en la experiencia de lo real y lo sensible. Así, la actividad profesional del diseño pierde valor, ya que la información se encuentra sistematizada en plataformas especializadas, que, en última instancia, están coordinadas mediante la inteligencia artificial.
Ciertos aspectos del proyecto se han ido segmentando en parcelas de especialización y gestión. La mayoría de estas relaciones directas han terminado en plataformas que operan con un tiempo y espacio escalado, bajo condiciones que posibilitan la indexación de datos obtenidos por la puerta trasera (backdoor). Por ejemplo, el sistema Geek de Google alberga información compactada y especializada, mientras que otras plataformas exhiben novedades de productos de distintos sectores o brindan formación, como Learn Digital with Google o Google Academy. Parafraseando a Ferry:
“Las plataformas de la economía mercantil del compartir llevan el bajo coste a un nuevo nivel (…). Reducir el trabajo de la empresa y aumentar la acción de los particulares (…). Lo digital lleva esta lógica al límite.”
En su desarrollo, el proyecto recopila información analizada y validada en el espacio conectivo. El diseño se convierte en un recolector pasivo pero activo de datos extraídos y acumulados, participando en la interrelación de los elementos dentro del espacio ‘real’, donde el conocimiento se vehicula a través de los sentidos e ideas potenciales.
Sin embargo, el diseño se diluye en la información cibernética y tiende hacia la gratuidad, volviéndose prescindible en un futuro próximo debido a la inteligencia artificial generalizada (IAG), “en la que el cliente tiene la libertad de personalizar su producto o servicio”. El diseño, en esencia, tal como lo hemos concebido, se reduce a una mera interfaz de la información procesada.
El diseño aparece como un vector de innovación. Según Luc Ferry, esto provoca un aumento de la capacidad innovadora, permitiendo la recreación de los propios procesos y sistemas interconectados, alineándose con la idea de lo conectivo expresada por Franco ‘Bifo’ Berardi.
Parece que la economía tiende al coste cero. Según Ferry, estas prácticas, antes informales y marginales, han dado paso a:
“(…) una economía colaborativa que nos hace entrar en una era del capitalismo más salvajemente competitivo que nunca (…) la llegada de un hipercapitalismo cuya lógica de fondo no invalida en nada la destrucción creadora (…) sino más bien la multiplica por mil (…)”
Si esto es así, surgen preguntas: ¿El diseño, en este contexto sistémico, asentado en espacios cotidianos y vivenciales dentro de un marco económico-digital que evoluciona hacia contextos artificiales inteligentes, cómo afrontará su futuro profesional ante esta ‘destrucción creadora’? ¿En qué condiciones se ejercerá? ¿Cómo? ¿Desde un planteamiento casi gratuito, compartido en el trabajo?
Siendo el trabajo del diseño homólogo, generalista y creador de productos sobrecargados de información y sensaciones, la profesión se insertaría en un contexto generativo inteligente. Se integraría en una estructura burocrático-funcionarial, sometida a un control panóptico, mientras que su pensamiento crítico quedaría en una posición expectante: “¿esperando a Godot?”.
Citas
Ferry Luc “la revolución transhumanista” Ed. Alianza Editorial, Madrid 2017.
Berardi Franco fenomenología del fin sensibilidad y mutación conectiva caja negra editora 2017.
Beckett Samuel “Esperando a Godot” ed. Austral –