Se ha ido admitiendo o entendido el diseño en el contexto computacional, en base a la teoría del pensamiento aplicado a la consecución de los proyectos: ¿qué significa que el diseño sea interferido en este sector? ¿Cómo ordenador de funciones o de sistemas hacia la arquitectura de la programación, en un contexto especializado de la ingeniería de la computación? Por otra parte, ¿el diseño podría estar inmiscuido en los procesos algorítmicos?, ¿entendido el diseño como formulador, iniciador de proyectos en donde los procesos son definidos de principio a un fin o fines?
La estructuración de los métodos de diseño se desarrolló en los años setenta, desde procesos básicos o de investigación sistemática, en primera generación de la mano de Hans Gugelot. Un punto de inflexión sería el cambio de dirección, en cuanto a su contenido teórico, práctico. Según Rittel seria: es responsabilidad del diseñador evitar los efectos imprevistos e indeseables del diseño y su trabajo
Ya en los años ochenta Donald A. Norman advertía del cambio de paradigma en el diseño. Según apuntaba Bernhard Bürdek, quien nos recordaba que una parte importante del proceso del diseño debería ocuparse de definir la puesta a punto de los objetos a diseñar. En estos procesos se extiende a un número ilimitado en donde el diseño-proyecto va tomando posiciones estratégicas en infinidades de problemas emergentes, surgidos desde constelaciones de productos, sistemas, contextos, y personas. Bernhard Bürdek escribía en 1994 lo siguiente:
El proyecto de entornos específicos del usuario, es decir, del software tiene que ir antes que el diseño del aparato, es decir, del hardware. Las primeras experiencias en este campo, en los Estados Unidos y en Europa, indican que, en estos casos, se hace precisa una acción verdaderamente unitaria e interdisciplinar, lo que no sucedía en el caso del proyecto de un producto aislado.
John Christopher Jones, en 1978, consideraba que el diseñador, desde su predisposición natural cognitiva de mediación y recepción de información, se constituía en sujeto y objeto computable. Describía al diseñador como caja negra (Black Box), y apuntaba lo siguiente:
(…) la mayor utilidad de los resultados de la sesión (brainstorming) abierta consiste en introducirlos dentro de la caja negra de una sola persona que clasificara las ideas fortuitas.
La caja negra (Black Box) emerge hoy en el marco de la crítica especulativa del diseño. Este procedimiento venido de la teoría del pensamiento ha sido exclusivo, asiduo del diseñador, atendiendo a la resolución de problemas, aplicado de forma selectiva, reductiva, a soluciones constituidas desde la mente computable del diseñador. Parafraseando a Uriel Hurgué: como alegoría para entender lo que no se presenta concebible de una manera invisible, (…) se podría decir que las cajas negras (hoy tecnológicas) constituyen una suerte de “escondites herméticos”. No se hacen visibles sus operaciones, entran en el mismo objeto (familiar, extraño a la vez, escondido y des-ocultado), se complica extraordinariamente. En él acontece lo siniestro, simulado debajo de la pátina de lo cotidiano, inscrito en las operaciones invisibles en el interior de la Black Box.
Una aportación que habría que tener en cuenta es el pensamiento integrador del biólogo Maturana, en el que afirma: “el ser humano (con más atención el diseñador) como ser aislado, parte desde el exterior, siendo un sistema cambiante en sí mismo, realizador y transformador de él mismo“. Maturana, desde el carácter de su tesis orgánica-constructivista, dice que el ser humano se organiza, partiendo del exterior, se articula en un sistema cambiante, realizador, transformador e interactivo, convirtiéndose así mismo desde su relación continúa con el exterior. Este discurso podría parangonarse en la capacidad de computación del diseño descrita por Jones.
El diseño se instalaría en procesos análogos a la competencia computacional, de ahí la posibilidad que apuntaría -parafraseando a Chris Jones- desde secuencias planificadas en etapas antecedidas en el proceso del proyecto, como ciclos analíticos, sintéticos y evaluativos, hasta reconocer finalmente la mejor de todas las posibles soluciones, procesos iniciales hacia la construcción de arquitecturas algorítmicas y en origen antecedidas desde el diseño, desde su capacidad sinóptica, creativa, comunicativa, mediadora y desde su articulación hacia los diagramas de flujo. También sitúa al diseñador como caja transparente. La imagen del diseñador racional, sistemático se parece mucho a una computadora… El diseñador como computadora:
Principio = Análisis. Síntesis. Evaluación. Soluciones.= Final
Los llamados diagramas de flujo son intermediadores entre la descripción ordenada del diseñador de un sistema o producto y su codificación en algoritmos.
Jones, en su libro “Métodos de diseño” (1978), apuntaba lo siguiente:
Es evidente que la posible división de grandes problemas varía mucho de un tipo a otro de problema (…). Esto se debe a que todos estos problemas son sistemas de flujo o montajes en los que cada función está asignada a un componente independiente, unido a los otros únicamente por predeterminadas entradas y salidas (Gosling, 1963) (…).
La respuesta a las preguntas que he formulado, entiendo que se materializaría en lo que dijo Bürdek: se hace precisa una acción verdaderamente unitaria e interdisciplinar, lo que no sucedía en el caso del proyecto de un producto aislado. Yo entiendo la función del diseño como, creadora, iniciadora, formuladora, coordinadora de proyectos en donde los procesos son definidos de un principio a un fin o fines en el contexto computacional.
Referencias:
Jones Christopher Jones, “Metodos de Diseño” Editorial Gustavo Gili, Barcelono 1978
Maturana, R. H. La realidad ¿objetiva o construida? Editorial Anthropos, Barcelona, 1995
Fogué Uriel., “Las arquitecturas del fin del mundo, Cosmotécnicas y cosmopolíticas para un futuro en suspenso”. Editorial: Puente Editores, Barcelona 2022.