El diseño va tomando conciencia en un momento en el que se inscribe, totalmente, en las esferas creativas y productivas. Como colectivo genérico e imprescindible en todo proyecto es consciente de las consecuencias de su decadencia o también de su transformación, atravesando límites críticos o asentándose en dinámicas sistemáticamente tautológicas, repetitivas.
El mundo hoy va pareciéndose más a la escena final de la película, “La dama de Shanghái”. La escena se desarrolla en una sala de espejos rotos en donde se reflejan personajes, manifestándose en distintas actitudes: violentas, relacionadas con el engaño, el odio, la traición, la avaricia, los celos. Una intersección de espejos rotos, de imágenes quebradas que se reflejan reflexivamente en un infinito fractal.
El Diseño puede responder de forma coherente, condicionado, pero disminuido a una multitud de micro dramas, representados como un continuo arreglo y recomposición de estos trozos rotos, en donde la construcción y destrucción son estructuralmente repetitivos. No hay tiempo para que fragüen las ideas, las cosas. (Este fenómeno lo cité en un artículo de esta columna titulado “Melancolía Occidental”). Mientras, se enredan en un abrazo complicado, emergiendo complejos intereses espurios. La labor restauradora del diseño, reponedora, cubre huecos producidos por obsolescencias intencionalmente aceleradas. No hay tiempo para atender a axiomas ya aceptados, ni tiempo para fraguar mitos, un tiempo constituido, como Saṃsāra , en un retorno circular en donde las cosas se constituyen en imágenes expeditivas, instaladas en superficies sensibles, escenificando respuestas a requerimientos de hábitos conscientes e inconscientes del ser humano. Parafraseando a Eric Sadin, simulando espacios de falsas libertades para el “individuo tirano”.
Mediante burbujas filtro y motores de indexación realizan una afinada selección de datos. Operan como cajas negras en donde los datos más allegados, cotidianos, se acumulan con lo siniestro, sin entender lo que se gesta en su intimidad. El diseño se convierte, como mucho, en un seleccionador de conveniencias. Parafraseando a Uriel Fugué, el significado de las cajas negras podríamos considerarlas desde dos visiones: en una primera visión se entienden como espacios o situaciones limitados en donde el proceso es indescriptible: “lugares en donde operan, invisibles las tecnologías del poder”. La segunda percepción comprende cómo “posibilidad de articulación social” y desde esta posición apologista, todas las cosas se describirán como construcciones (aleatorias) o cristalizaciones socio- materiales que emergen para resolver de manera eficaz a través de las black box.
Nuestro mundo se va constituyendo por retazos arbitrarios, alianzas en las que nosotros somos incapaces de conocer relaciones ignotas, constituyéndose en estructuras de entes interrelacionados, donde fabrican supuestas respuestas y pactos independientes.
Estamos en un estado de latencia, de adviento. Según Eric Sadin “el advenimiento de un resentimiento personal, aislado, extremo, y que sin embargo se siente en una amplia escala”. Mientras va optimizándose la esfera global digital, se van constituyendo en su interior micro-esferas, ocupadas por “micro-existencias”, pertenecientes a “individuos tiranos” (nosotros). Parafraseando a Éric Sadin en su obra: “La era del individuo tirano”.
Van constituyéndose sinapsis no relacionadas con él (género digital), si no que afines a un sistema vascular hibrido, que invade desde lo digital la realidad, la materialidad, las cosas, aliándose con la artificialidad, configurando una colonización de lo visible; así como la emergencia en la cotidianeidad de lo incubo, fantasmal, en que las entretelas de lo habitual asomaría lo siniestro. Parafraseando a Simon May:
”…La relación meramente con la dulzura, lo entrañable y la sensación de la vulnerabilidad que nos despiertan las personas y las cosas se trata, ante todo de lo que ocurre cuando, lo dulce (es decir, lo tierno, inofensivo, inocente ramplonamente encantador…) se vuelve siniestro, indeterminado, como ocurre algo que se sitúa entre lo infantil y lo adulto…lo humano y lo no humano, lo conocido y lo desconocido, entre lo impotente y lo poderoso…”
En nuestro tiempo, desde los colectivos del diseño se va constituyendo una toma de conciencia silenciosa, va materializándose a consecuencia de distintos avatares, alternativas que suceden en el contexto del diseño; esto es la vida en el medio artificial. La respuesta a estas visiones transformativas podría expresar soluciones mediante la poesía. Ésta puede transformar el mundo visible, habitable desde otras invenciones, que no estén limitadas en las dinámicas capitalistas del tecnoliberismo, y emerjan soluciones a las verdaderas necesidades reales. Desde esta visión crítico-poética podrían conjugarse respuestas que no estén alienadas, dirigiendo el diseño hacia la búsqueda de un verdadero humanismo equitativo y mediador consciente. Esto es “Ser con el Otro”, interdependiente.
Wladyslaw Tatarkiewicz, refiriéndose a la poesía en la Edad Clásica, afirma: “Únicamente el poeta en este tiempo aporta una naturaleza nueva (inventa).” En nuestro tiempo, también el diseñador crea, inventa naturalezas nuevas, imaginando la artificialidad y, no necesariamente solo desde una visión positivista abstracta, sino también poética, manifestando en sus procesos y soluciones, sentimientos, emociones, reflexiones y desde un sentido clásico, más amplio, cualidades estéticas, pero, especialmente, modos morales, no sólo lo bello, sino también lo justo, modélico además de su capacidad de anticipar vislumbres, soluciones o proyectar nuevos caminos.
De la «poesía» deriva la palabra «poíesis» un término griego que significa «creación» o «producción» «hacer» o «crear».
Citas
Welles, Orson “La dama de Shanghái”. Película Productora: Mercury Theatre, 1947.
Fogué Uriel., “Las arquitecturas del fin del mundo, Cosmotécnicas y cosmopolíticas para un futuro en suspenso”. Editorial: Puente Editores, Barcelona, 2022.
Sadin Éric. “La era del individuo tirano, fin de un mundo común” Caja Negra Editora, 2022
May Simon “El poder de lo cuqui” ed. Alpha Decay 2019 Barcelona
Tatarkiewicz, Wladystaw “La Historia se las seis ideas”, editorial Tecnos/Alianza, 2002.