Dijo Thomas A. Edison que "el genio es 99% transpiración y 1% inspiración".
Una idea, un diseño, está dentro de la cabeza como una 'pelota' de plastilina antes de ser moldeada. Y se va moldeando, cambiando, quitando y poniendo, volviendo a empezar una y otra vez si es necesario, hasta que sale la forma definitiva. Esa forma sólo eras capaz de verla tú dentro de la 'pelota'.
Aparece la idea. Se busca inspiración, donde sea, en cualquier sitio puede estar… Se le dan mil vueltas, desde el "todo parece un asco" hasta el "todo parece maravilloso", los miles de estados de ánimo entre uno y otro… Y surge algo. Y te enamoras. Aunque sea algo momentáneo. Puede ocurrir que luego lo sigas mirando y te parezca un desastre lo que has hecho… Pero si lo has hecho bien, sentirás un amor eterno hacia tu obra, hacia ese algo tuyo.
Un instante mágico tras un proceso duro. Ésa es para mi la magia del diseño.
Instante mágico tras un proceso mágico. 🙂
Genial la reflexión, yo no podría expresarlo mejor.
Deficinción perfecta.
Entendería la palabra «magia» en el diseño en un sentido figurado y desenfadado del corre corre, pues si es diseño es concreto y racional, pero comprendo y aplaudo esa necesidad lúdica del diseñador imaginando cosas como por acto de magia, pero que debe transpirar para concretizarlo en producto. Pienso en qué dirían los enamorados de los métodos de diseño de eso de que el diseño es magia. Pero bueno, hay que seguir hacia adelante y jugar con la «varita» a ver si la magia nos sorprende y nos hace más fácil el cotidiano.
Qué bien Elena, puedes sentirte orgullosa.
Magia para el diseñador que ha plasmado lo imaginado y cuando transpire será el sumun, Elena encontrarás el amor eterno en tu obra, ya vérás.