¿Todo vale en el diseño?
No me malinterpretéis…
Aunque pueda parecer difícil. Porque sin embargo en estos tiempos que nos tocan vivir…
Tiempos en los que falta el trabajo y la gente tiene que buscarse formas de ganarse el pan. Horas que parecen eternas y la cuestión se presenta más como una realidad que como una pregunta. En días en los que muchas veces premia el trabajo sin importar cuál sea el precio. Aun en las veces en las que se trabaja gratis por el reconocimiento o la satisfacción.
A veces, parece una forma tentadora de justificarse.
Aunque el diseño…
Pueda parecer que el diseño no tiene esa necesidad de cuestionarse a sí mismo. Que el diseño tiene las ideas claras y cualquier forma que no responda a unos parámetros bien definidos puede sacarse fuera. El diseño no es más que un mediador entre el objeto y su consumidor, no hay medias tintas. El diseño se presenta en sociedad como un mediador bondadoso que trata de facilitar la vida cotidiana de los ciudadanos. Es mucho más simple que todas esas cuestiones. Realiza un trabajo que se necesita.
El diseño hace…
Siendo pragmáticos, no deberíamos poder cuestionarnos si todo vale, debería estar claro. El diseño sencillamente, se limita a resolver unos problemas. Tu cliente, cuando lo tienes, viene con un pliego, un contrato, una forma, o quizás un acuerdo verbal. Da igual, deposita en ti la ilusión de un negocio o la búsqueda de una solución a un problema de su empresa. En definitiva, viene con un problema para el que requiere una solución.
Y esta situación pasiva del diseño genera que tanto el papel del diseñador como el del proyecto de diseño sea solamente el de simples mediadores. No buscan nada más allá de la satisfacción de un problema. No hay pretensiones, no hay discursos fuera de esa simple premisa. No es tan complicado, no hay que preocuparse tanto. Todo es muy sencillo, para cualquier problema siempre hay una solución.
Pero en el diseño…
¿Existe la moralidad en el diseño?
Realmente si un cliente quisiera, si pagara dinero, haríamos de todo, cualquier cosa, lo que se nos pidiese. Es cierto que siempre va a haber gente dispuesta a pagar lo que sea por lo que necesita. Mucha gente tiene un precio, puede que unos más alto que otros, pero la pregunta es: ¿cuál es la frontera que no se tendría que cruzar?.
¿Cuál es el último portal por el que pasaríamos?
O realmente nos da igual, realmente nos creemos que estamos al servicio de los demás y son las responsabilidades de los demás. Que nosotros no somos culpables por lo que hacen o dejan de hacer nuestros objetos, sólo hemos satisfecho una necesidad de un cliente.
Hace ya algunos años, leí una pregunta que generó en mí algo de inquietud. Pregunta a la que todavía sigo mirando muchas veces cuando vuelta a escribir, toma algún sentido…
¿Diseñaríais una cárcel o un arma?