Es difícil muchas veces vislumbrar el futuro del mañana, qué objetos estaremos utilizando, qué objetos encontraremos en el mercado… por suerte, no hace falta que pensemos mucho, las empresas nos sorprenden una y otra vez dentro de un marco de competencia ideal, en el que intentan subsistir siendo los primeros. Desarrollan nuevos productos, en busca de resolver "nuevas necesidades adaptadas a los nuevos tiempos".
Muchas veces se reduce todo a gadgets, productos que captan nuestra atención por una buena labor de marketing unida al efecto humano: queremos todo aquello que tiene el de al lado.
Sin embargo, está comenzando hace tiempo una nueva tendencia en la que el usuario demanda productos personalizables, hechos a su gusto, en los que el usuario no se limite a adquirir algo impuesto sino pueda evolucionar su producto o adaptarlo a las características del momento.
Dentro de ese movimiento, encuentro un grupo muy interesante que desde mi manual de vocablos personal denominaría los "Outsourcing products", ya que modifican la conducta de consumo desde una perspectiva bipolar (fabricante – comprador) a una tripolar (fabricante – comprador – evolucionador).
Entrando en detalle la palabra viene a ser "Outsourcing often refers to the process of contracting to a third-part. While outsourcing may be viewed as a component to the growingdivision of labor encompassing all societies, the term did not enter the English-speaking lexicon until the 1980s. Since the 1980s, transnational corporations have increased subcontracting across national boundaries". Es decir, involucrar a una tercera parte. Lo novedoso de esta nueva clase o espécimen de productos, es que las compañías lo han entendido, y en vez de incorporar a tres partes, dejan que sean ellos los que se introduzcan por sí solos, por propio interés o mera curiosidad, ayudando de manera indirecta a las empresas a ampliar su mercado por trabajar sobre sus productos adaptándolos de una manera más rápida y amplia a las necesidades del consumidor.
Un ejemplo ilustrativo (acompañado de video) es el caso del IPhone. Traspasado el propio éxito de los fieles seguidores del Apple, su mercado se ve indirectamente incrementado por el acceso de nuevos usuarios a nuevas aplicaciones de su interés. El hecho de dejar el producto ampliable para su evolución por el usuario, supedita la aparición de programadores expertos que, en busca de su propio lucro o reconocimiento, desarrollan nuevas oportunidades que al entrar en conocimiento con las personas les crean interés y necesidad, buscando la adquisición de la aplicación y, por tanto, en último término del producto.
Vista la nueva posibilidad de pagar con el IPhone de una manera segura y online, me pregunto: ¿podría haber planificado Apple la aparición de un elemento externo similar? ¿un comprador compulsivo puede encontrar interesante el método y por tanto necesario comprar un IPhone si aún no lo tuviera?