VOGUE FASHION NIGHT OUT
En el mundo de la moda como en todos la última fiesta es, a veces, la mejor. ¿Porqué siempre la industria del lujo se define como una gran fiesta? La fiesta, el placer, el glamour esconden infinidad de parajes abstractos y obtusos. Una paradoja difícil de describir. Un mundo iluso que se mezcla con burbujas y masas sociales. A partir del vestir se construyen mundos adjuntos a la propia materialidad del objeto. El diálogo visual, el verbal. La comunidad, sociedad en minúsculas. La cultura del hechizo y la sofisticación. Los complementos adheridos, más allá de bolsos y zapatos. La ocasión, el momento exacto en el que el vestir es protagonista absoluto.
Todo camuflado en un fashion night out. La excusa del consumo incentivado a partir de una fiesta. Una noche de moda, de disfraz y alteración de la monotonía, del aburrimiento avasallador.
La moda huye, o así lo intenta hacer creer, de lo mundano y real. Rompe siempre con lo previsto, con aquello ya hecho, ya vivido. Al menos durante un tiempo. Se nutre, para ser eficaz, de la originalidad, de la creación. Sin ella, no existe moda. No es vivida si no es renovada.
Calles llenas de gente, paseando, bebiendo, charlando, vistiendo: Viviendo una noche diferente. Mágica a partir de la idea definida bajo el lema de la MODA. Una transformación de las calles, del hábitat natural de un paseo. Todo mezclado con el lujo. El lujo de las compras innecesarias, los productos gourmet y los cocktails.
Un fiesta de nuestros días, una fiesta para todos y para cada uno. Individual y a su vez colectiva.
Una forma distinta de vivir la calle, la fantasía, la noche de la ciudad. Una ciudad cambiante bajo un slogan que va más allá del mérito básico de potenciar la Moda, de describirla, de nombrarla.
El lujo de la fiesta deja de ser de una élite social superior e inaccesible. Pero no nos engañemos, cuando por fin conseguimos llegar a un sitio, alguien, SIEMPRE, está un poquito más allá.