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My views on Fashion/2

Mi necesidad de combinar los valores dentro de la industria de la moda con mis propias ideas y creencias ha evolucionado hacia un conflicto constante, hacia un diálogo no siempre pacífico. Mi mayor preocupación es darme cuenta de que, con el paso del tiempo, me iba involucrando en un mundo que no me interesaba en absoluto, y que muy a menudo se acercaba peligrosamente a todas las cosas que desprecio y evito desde que tengo consciencia, desde que aprendí a desarrollar mis propias ideas, gustos y personalidad.

A menudo entendemos la moda desde su punto de vista más técnico, analizando las fuerzas que mueven la creatividad hacia el negocio, un punto de vista orientado hacia al mercado que básicamente no duda en dejar de lado el punto de vista artístico del diseñador para conseguir un mayor volumen de venta. La moda como forma de convencer a la gente de que deben ajustarse a un patrón determinado, a una tendencia creada y determinada sin más.

La moda como figura dictatorial diciendo a la gente qué es correcto y qué no simplemente basándose en los propios intereses de la industria.

Constantemente se traducen las tendencias marcadas en las pasarelas internacionales hacia la moda rápida dando una falsa sensación de elección, una creación predeterminada de una variedad que realmente no existe. Los filósofos de la escuela de Frankfurt, como Horkheimer, nos mostraron como la civilización actual, basándose en la cultura de masas, está manipulada constantemente por intereses económicos. Nos obligan a creer que somos libres de escoger dentro de una gran variedad de productos y que a través de ellos podemos expresar nuestra propia individualidad, nuestro propio carácter, nuestra forma de ser, sin darnos cuenta que, al fin y al cabo, terminamos comprando un producto, da igual lo original, alternativo, que es, seguimos adquiriendo sin necesidad. Exactamente igual que el resto de personas. Somos libres de escoger qué pieza de ropa en concreto, pero no somos libres de no convertirnos en consumidores.

La moda se aprovecha de la necesidad vital de formar parte de una comunidad. El hombre por sí solo es frágil y débil así que tiende a agruparse para sentirse fuerte, seguro.
Este pertenecer a cierto grupo social empieza cuando el individuo se siente igual a sus semejantes. La moda en particular se beneficia de esa necesidad de integración social, es utilizada constantemente para crear similitud entre ciertos grupos. Nos expresamos a través de las elecciones que hacemos al vestir, cuando un grupo en concreto habla del mismo modo también lo hace a través de los colores, el estilo, las combinaciones de tejidos. Esta idea es más evidente observando a los adolescentes que en su búsqueda por su propia identidad se expresan con su vestir del mismo modo que lo hacen con la música, el lenguage o la actitud. Permanecen divididos en distintos grupos reafirmando la sensación de pertenecer a ese grupo en particular y no a otro.

Hasta aquí me gustaría reafirmar la idea de la moda como lenguage, como expresión. Pero al mismo tiempo debemos ser conscientes que la moda puede convertirse en una arma peligrosa si usamos este lenguage para beneficios propios y no colectivos. No solo respondiendo a la necesidad de identidad y expresión a través de la ropa sinó que también creando esta identidad por completo. No me gusta ese entender ni esa forma de usar uno de los elementos creativos más poderosos que tenemos, mi forma de apreciar y entender la moda tiene todo un sentido distinto al expuesto hasta este momento. La moda para mi se eleva a otro universo, cuando observo, cuando pienso en ello son otras variantes las que vienen a mi cabeza, solo con mirar un vestido bonito mis sentidos se encienden. Las formas, los colores, las texturas me abrazan de forma indescriptible. Leo a través de lo que veo. A veces me gusta la sencillez de la pieza, otras es el sentimiento a su alrededor o incluso el mensaje que obtenemos a través de la creación. Para mi, un vestido representa una obra de arte que puede expresarse a través de sus características o las ideas impresas por su creador.
Y esto a veces es lo más difícil de entender y lo más fácil de criticar y menospreciar.

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