La milenaria técnica de fundir el barro al fuego para fabricar objetos utilitarios o artísticos, sigue conquistando espacios en el arte y el diseño actual, el Abierto de Cerámica en su primer edición, abrió su espectro a diversas posiciones para observar la cerámica desde distintas miradas: desde lo utilitario y artesanal, a lo artístico, escultórico, instalación y ensambles con diversos materiales, sin que faltaran las ojeadas a los ancestros prehispánicos que cultivaron con esplendor este arte.
Ivette Guier Serrano es una reconocida ceramista en el medio costarricense, destacada docente e investigadora de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica. La hemos visto trabajar arduamente organizando las anteriores bienales de cerámica en el país, además de salones y otras muestras que hacen brillar dicho espectro; hoy en día, con el apoyo del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), y el Museo de Arte Costarricense (MAC), la Cátedra de Cerámica de la Escuela de Artes Plásticas -la cual ella coordina-, organiza con éxito este Abierto de Cerámica Costarricense.
Miriam Araya Zeledón, “Silencio”, placas. Fotografía LFQ.
LFQ: Quizás por estar sumidos en una crisis económica, de valores humanos, sociales, culturales, que tanto impactan, nuestra sensibilidad para gozar el arte y el diseño es afectada por zozobras y preocupaciones que nos envuelven a todos y en todo el mundo. ¿Hemos perdido la capacidad de sorprendernos? Cuando digo sorprendernos, hablo de esa posibilidad e “animarse” que enciende en nosotros un buen diseño o una obra de arte. Quisiera indagar con Ivette ¿qué le sorprende en cuanto a calidad, originalidad y logro técnico del evento?
Ivette Guier: En realidad no existe el elemento sorpresa, porque hemos podido seguir y observar año a año la evolución de las propuestas. Aunque por ser un evento tan abierto, sí se esperaba recibir obras en donde el objeto pudiera no ser completamente cerámico, quiero decir, donde posiblemente la pieza principal estuviera bizcochada y luego intervenida por otro material no cerámico como pinturas acrílicas, u otros materiales, o piezas elaboradas con pinturas y moldes comerciales. Esto se dio poco, predomina la cerámica más expresiva, con calidad, y esto es una buena señal.
Clarence Ross, “Neptuno”, gres. Fotografía LFQ.
LFQ. ¿Cómo nace un evento de estas características? ¿Qué estrategias idearon para una convocatoria tan variada?, y, ¿Qué desprenden en términos de nuevos retos para el futuro?
IG. Las cosas no se dan por casualidad, este evento es el reflejo de toda una serie de actividades que se han estado efectuando desde el 2004, con cuatro bienales, y exposiciones temáticas que se han ido alternando con las bienales. La evolución de estas ha sido muy positiva, y el hecho nos llevó a la idea de revivir las bienales centroamericanas y del Caribe, que se llevaron a cabo entre los años ochentas y noventas del siglo pasado.
Quisimos reunir por medio de una convocatoria a todos los sectores que trabajan la arcilla y el fuego en este país, para poder establecer un diagnóstico, y trazar una buena estrategia y logística que nos conduzca hacia la mejor organización de nuestro próximo evento con miras a intercambiar experiencias con Mesoamérica y el Caribe.
Ivette Guier Serrano, “Abrigo”. Fotografía LFQ.
LFQ. Ivette, respecto al abierto, ¿Cómo sostenerlo o hacerlo crecer?
IG. Solamente trabajando se sostiene y se provoca el crecimiento de un espacio de esta naturaleza, cada evento nos brinda diferentes experiencias que nos llevarán a diferentes propuestas.
Platón trípode de Gerardo Selva Godoy. Fotografía LFQ.
LFQ: Por lo general, cuando un acontecimiento crece, otro decrece. ¿Cerró la Bienal de Cerámica?
IG. La Bienal podría transformarse en Salón Nacional, el término no significa un cambio, lo que sí es importante es que no se deje de hacer, tanto el artista como el espectador lo esperan y sería volver atrás si se corta el proceso. El solo hecho de traer un ceramista para que comparta sus experiencias con nuestro medio, es un refrescamiento que estimula a todos a seguir creando.
María José Salazar, “Perezosos”, técnica manual al horno primitivo. Fotografía LFQ.
LFQ. ¿Qué logros aprecias? ¿Satisfacción o desencanto?
IG. Las satisfacciones y logros son muchos, el solo hecho de estar todos reunidos, poder conversar entre nosotros, poder hablar de nuestros problemas y buscar soluciones. Escuchar y compartir con un artista cubano como Nazario Salazar que relata sus experiencias y señala las diferencias y similitudes, observar su forma de expresarse con la arcilla y el empleo de diferentes técnicas, se aprende mucho y esto nos motiva en nuestra creación personal y grupal. Compartir con Steve Scagnelli -otra realidad muy diferente-, aprender otra manera de tornear y enriquecer las superficies de las formas con técnicas en diferentes tipos de hornos, es otra aventura de aprendizaje.
María Elizabeth Castro Aguilera, “Plato con cocos”, placas. Fotografía LFQ.
LFQ. ¿Qué más podemos esperar de Ivette Guier y de la Cátedra de Cerámica de la UCR?
IG: La Cátedra de Cerámica de la UCR se ha esforzado desde sus inicios, primero con Cecilia Fonseca que fue quien la fundó y luego Xinia Marín y mi persona estuvimos empujando por hacerla crecer y preocupándonos por formar a buenos ceramistas. Esta razón asegura que la nueva generación que actualmente conforma un equipo preparado y comprometido y que junto con Eric Hidalgo -como actual director de la Escuela de Artes Plásticas-, seguirán impulsando el desarrollo de este nuestro arte.
Alexander Chávez, “Coca-x”, mixta. Fotografía LFQ.
LFQ. ¿Qué significa hacer arte cerámico dentro de la perspectiva actual del arte contemporáneo?
IG. Aquel que entra en contacto con el barro y el fuego y logra entenderlo profundamente, establece un compromiso con este por siempre; así he oído hablar ya a importantes ceramistas. Para nosotros el acto creativo y lo que conlleva es el mejor regalo, y creamos por el simple gusto de vivir esa maravillosa experiencia. El compartir el resultado de esa vivencia, también resulta importantísimo porque a través de esta logramos comunicar nuestro pensamiento. A lo largo del desarrollo de la cerámica contemporánea en Costa Rica y en el mundo, la problemática de su aceptación como un arte no ha sido fácil. Por esta razón nos dimos a la tarea de plantear el proyecto ante la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR que titulamos “Difusión del Arte Cerámico Nacional”, que desde el 2006 está vigente y que a mi criterio ha dado muy buenos resultados, formando un concepto diferente ante el público común y ante la comunidad artística. Ahora depende de nosotros mismos de insertarnos a la diversidad de concursos, eventos, etc, que se desarrollan en el país y en el mundo.
Mónica García y Viviana Araya. Fotografía LFQ.
Mi apreciación y qué me gusta del abierto
El Abierto de Cerámica, inaugurado el 28 de setiembre pasado, no es solo esta exposición montada en la Casa del Cuño de San José y por el cual media este acercamiento con una de sus principales propulsoras: Ivette Guier; la muestra es parte de un octubre de charlas, encuentros, talleres con ceramistas nacionales e internacionales e invitados para la ocasión, donde participan incluso las comunidades que se distinguen por hacer del artesanado cerámico y los talleres de familias ceramistas -como las de Santa Ana, Guaitíl, San Vicente de Nicoya, entre otros-, un medio creativo para ganarse el sustento y dignidad, además de cultivar una expresión vernácula de enorme trascendencia como memoria y cultura material del país.
Amilkar José Palacios, “Tezcatlipoca”, modelado a mano. Fotografía LFQ.
Desde mi criterio de observador de este y otros acontecimientos en el escenario creativo local, quizás disfruto más aquellas piezas de carácter minimalistas, utilitarias, de técnica y buen diseño, como “Neptuno”, gres de Clarence Ross; la pieza “Perezosos”, técnica manual en horno primitivo de María José Salazar, quien además obtuvo el Gran Premio de la Cuarta Bienal de Cerámica Costarricense, setiembre 2010; por lo jocoso de la forma y tratamiento, me encanta la pieza “Cochinos” de Viviana Araya; las dos obras, por supuesto, de Ivette Guier que se mueven en una desfragmentación de los componentes que anidan “el reposo de la avecilla” que ella titula “Abrigo”; pero también me cautiva la pieza “Silencio” de Miriam Araya por esas manos de tectónica severa sobre camas de arena marina, que acuden a la escena del arte sin hacer alardes del espíritu de dar y recibir que necesitamos tanto hoy en día; me gusta el “Plato de Coco” de María Elizabeth Castro; me mueve a reflexionar ese corazón puesto, quizás ceñido por el olvido sobre una silla, de Mónica García, y las múcuras de la nicoyana Maribel Sánchez Grijalba; así como las remembranzas lúdicas de la cerámica autóctona mesoamericana de Gerardo Selva Godoy, entre otras.
Casa del Cuño y vista parcial de la sala.
No quisiera concluir sin externar mi satisfacción para con esta convocatoria, que emerge con experiencia y rigor. Quizás, me inquieta la necesidad de que acuda alguna “curaduría” que amplifique el sentido del abierto, pero que es eso: un abierto, en cuyo intersticio opera la libertad y sensibilidad de muchas personas creativas.