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Baltasar Portillo, El Salvador: porosidad en producto

En los finales de la última década del siglo pasado y los inicios de este milenio, cayeron las murallas que empoderaron posiciones infranqueables en la política, la economía, la cultura de la humanidad. El arte y el diseño se hicieron más porosos entre sí -evóquese la inclusión de la silla “Miss Blanche” (1988) del japonés Shiro Kuramata por parte de Catherine David curadora de la 10ª Documenta (1997), y los asientos de Frank Gehry y otros diseñadores en eventos de arte contemporáneo. Esa transparencia generó y sigue motivando profundos debates entre los teóricos y críticos del arte y el diseño; sin embargo, coexisten, y los objetos -utilitarios o no-, son portadores del signo de la incertidumbre de estos tiempos actuales donde aquello que acrecienta la tensión, abre la espiral del interés y es provocador de reflexión. El artista diseñador salvadoreño Baltasar Portillo (1967), se inició creando estructuras en hierro que instaló en espacios públicos, en la década de los noventa cultivó el objeto arte, como la silla, asimilando un lenguaje lúdico, con respaldares que insinúan figuras humanas desenfadas y juguetonas, quizás robots, u otras formas del imaginario fantástico que lo posicionaron en el mundo de las galerías y las muestras de arte contemporáneo.
En la recién pasada Bienal Iberoamericana de Diseño de Madrid 2012, Portillo fue seleccionado con uno de esos muebles para representar a El Salvador en la exhibición. Su propuesta es quizás muestra de esas tensiones entre lo utilitario y escultórico, sin abandonar la figuración en tanto la titula “silla armadillo”. Hoy me interesa entrevistarlo para develar los cuestionantes que dan carácter a sus objetos en una visión de un arte utilitario o de un diseño tan enigmático como el devenir de los tiempos actuales.

Baltasar Portilla, "Skeleton", escultura en metal. Foto cortesía del artista.


LFQ: ¿Cuáles son las motivaciones para crear un nuevo producto, como por ejemplo una silla?
Baltasar Porillo:
Soy adicto a crear piezas funcionales y no funcionales en mi taller, veo el mueble como personajes de mundos que me imagino, mundos transparentes, y livianos, llenos de luz y sombra.


LFQ: Como expresé en la introducción, hoy en día, el diseño mira al arte como el arte al diseño. ¿Observa Baltazar Portillo al arte?, ¿a qué tendencias?
Baltasar Portillo:
Me gusta crear arte abstracto geométrico, me apasiona el trabajo de las estructuras minimalistas de Sol Lewit y las tensoestructuras de Keneth Snelson. En la actualidad me interesa el Deconstructivismo.

Baltasar Portilla, Sillas Afrodita y Mutante. Materiales varios. Foto cortesía del artista.


LFQ: ¿Cómo nace la idea de una silla? ¿Qué aspectos considerar en su diseño: Ergonomía, materiales, tecnología, tendencias?
Baltasar Portillo:
En mi trabajo, no existe el pre-diseño, mis piezas son creadas de una manera espontánea, en algunas ocasiones existen ideas preconcebidas, pero no son fundamentales, ya que la forma cambia a medida que ejecuto la pieza, la estructura para soportar la pieza por si sola, ánade en algunas ocasiones mas del cincuenta por ciento de la forma o resultado final. Considero importante respetar aspectos ergonómicos hasta donde la forma lo permita. Trabajo en materiales mixtos, pero predominantemente el metal, que es el medio en el que me he especializado. Las piezas son construidas manualmente, con tecnología básica, soldador, yunque, martillo y sierra.


LFQ: Hoy en día el factor precio y la estructura económica toma fuerza para el éxito de un producto de diseño. ¿Qué aspectos económicos considera?
Baltasar Portillo:
Yo veo mis creaciones como piezas muy estrechas o cercanas al arte, y por lo tanto son piezas de edición limitada y en su mayoría únicas por lo que no busco economías de escala en el proceso mano factura, más bien la ejecución de la pieza de una manera espontánea, sin prejuicio del costo de los materiales, u horas de trabajo. Mientras se avanza en la creación de la pieza se añaden los materiales requeridos, y el tiempo que requiere ejecutarla hasta que llegue el sentimiento que te dice ya esta.

Baltasar Portilla, Silla Lodge. Metal. Foto cortesía del artista.


LFQ: Se dice que el diseño puede ser un factor de crecimiento económico para un país, en su caso, ¿cómo puede contribuir a este logro?
Baltasar Portillo
: Creo productos experimentales, los cuales tienen poca incidencia en un costo beneficio para la economía, mi mercado es muy limitado, y mi principal objetivo es desarrollar un lenguaje que este muy cercano al "arte" por lo que la incidencia que este pueda tener en el desarrollo económico no es tan relevante como el que pueda tener al desarrollo cultural, dentro de la obra tridimensional de mi país, y la relación entre diseño y arte.


LFQ: ¿Cómo es la inserción de un nuevo producto en el mercado salvadoreño?
Baltasar Portillo:
Mi producto no es comercializado en mi país, el costo del producto no lo hace apetecible en mi medio, donde la aportación de autoría es poco valorada. Mis piezas no se ven como arte, pero su proceso creativo como de ejecución es bastante similar por lo que los costos de producción son altos, y esto limita el mercado en mi medio.


LFQ: ¿Qué aspectos se valoran en el mercado: Calidad, precio, tecnología? ¿Qué sea un producto limpio o no agreda la ecología?
Baltasar Portillo:
El precio es un factor importante en el mercado para los productos masivos, y muchas veces mas determinante que la calidad. Sin embargo existen productos de edición limitada o piezas únicas donde la calidad y la autoría son mucho mas importantes que el precio. La tecnología permite crear productos de una nueva generación los cuales serian imposibles sin tecnología de punta, o muy costosos de crear manualmente, pero estimo que hoy en día existe una creciente predilección por la factura manual y personalizada algo así como hay una predilección por el “Slow Food”, hay un creciente fenómeno por el “Slow Design” que aprecia el valor del material, el proceso su manufactura.

Baltasar Portilla, Silla Armadillo. Metal. Pieza seleccionada para la BID Madrid 2012. Foto cortesía del artista.

LFQ: ¿Cómo llegó Baltasar Portillo al diseño de productos?
Baltasar Portillo:
Como ya expresé, soy adicto a crear piezas funcionales, especialmente sillas, crecí rodeado de mobiliario poco convencional en un país bastante conservador, donde lo barroco era sinónimo de estatus y el nuevo diseño era lo contrario. Creo que ver el contraste de mobiliario de autores como Sergio Rodríguez, Eero Sarinen, Eames, Jens Risom, contrastaba mucho con la arquitectura y los objetos en mi entorno. Eso me marco y vi el mueble como una forma de expresión en la que podía trabajar, no como producto en sí, pero más bien como un lenguaje artístico.


LFQ: A propósito, ¿cómo manejar estas porosidades en la producción de muebles?
Baltasar Portillo:
Trato de ver mis piezas como obras de arte, que terminan siendo funcionales. Su denominación depende del contexto donde se aprecien o que el espectador les de, sin embargo cuando la función y la forma encuentran armonía es algo que ronda una frontera muy estrecha, y la denominación de arte o diseño esta en manos del espectador.


LFQ: Tanto en arte como en diseño, la innovación es un factor que catapulta al éxito. ¿Qué significado tiene para usted la palabra innovación?
Baltasar Portillo: Innovación es el “momentum” de creatividad del artista, en el cual surge una idea nueva, un nuevo lenguaje en su proceso creativo o experimental, puede ser que esta no cambie el ciclo o rumbo de la vida, pero una nueva idea, una nueva especie o personaje que se representa en una obra dentro del microcosmos del creador es innovación.

Baltasar Portilla, Silla Armadillo. Metal. Pieza seleccionada para la BID Madrid 2012. Foto cortesía del artista.

LFQ: Queda abierta la interrogante y la discusión. Un jurado, de la cala del que decide la inserción o no de un producto y de un diseñador en una bienal internacional como la BID Madrid 2012, nos dice que una obra de arte posee la calidad, la técnica, la innovación para ser admitida, aunque los teóricos del diseño niegan el valor de la fogosa expresividad en pro de la funcionalidad.
De mi parte creo que la distensión de la guerra fría, y la caída del muro de Berlín no fueron en vano, trajo consigo la asunción de la “transparencia” que se observa en la alta tecnología y devela nuevos senderos que avistan hacia otras fronteras de actuación profesional cada vez más abiertas. Pero también se advierte la autonomía dentro de la universalidad del producto de los rasgos culturales, naturales y la voz de los materiales que van conquistando posicionamientos insospechados en estos caminos que debemos recorrer para decir que sabemos de diseño, o al menos saber catar la presencia de un buen producto.

 

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