Las empresas culturales en el país germinaron como emprendimientos ofreciendo productos en ferias, muestras, eventos culturales, y pronto se establecieron -como es el caso de Bitzú de los diseñadores Carolina Valencia y Alejandro Beauregard-, quienes desde finales del año 2015 abrieron las puertas de su propia tienda en las cercanías del Museo Nacional, pleno centro de San José, capital de Costa Rica. Esta pareja ejemplifica lo que significa expandir las fronteras de la profesión, a no darse por vencidos delante de la crisis de empleo y la competencia de la tecnología digital en el mercado de trabajo del diseñador.
Siempre pensé en la elemental necesidad de todo profesional de tener un producto o servicio que ofrecer, Carolina y Alejandro lo demuestran, los sentimos moverse y cultivar con ahínco el terreno donde apreciar el fruto de su empeño; porque manejan el rigor en la factura manual de esos productos, e implican su creatividad y visión del diseño. La marca Bitzú acrecienta gracias a esa sensibilidad en las nuevas generaciones de descubrir nuestra cultura indígena originaria, aplicando en el diseño síntesis extraídas de las cerámicas, la piedra, el oro, los sellos y los petroglifos; imprimen el valor de nuestro glorioso arte del pasado reinventándolo en el presente para fortalecer la identidad nacional.
Pues acerquémonos a Carolina y Alejandro para conocer su experiencia: ¿Cuál fue la inspiración para la marca Bitzú?
La marca Bitzú está inspirada en elementos autóctonos latinoamericanos, particularmente de la cultura indígena y precolombina costarricense.
Nuestro objetivo es diseñar elementos que contribuyan a retomar y transmitir de manera contemporánea el acerbo de dichas culturas.
¿Por qué les interesa el emprendimiento cultural?, ¿cuál es la naturaleza de esas motivaciones?
Nuestro interés es hacer un diseño original rescatando la cultura autóctona, salirse del enfoque tradicional de ver la identidad, darle un valor cultural al producto.
¿Cómo se define la gráfica y comunicación de la marca Bitzú?
La imagen gráfica de Bitzú nace en las leyendas Bribrí -una de las etnias que pueblan la Baja Talamanca en el Caribe Sur costarricense. Bitzú es un colibrí, que como ser mitológico es el mensajero de Sibö, el dios de los bribrís, o el mismo Sibö quien toma esta apariencia para traer los mensajes divinos a los seres humanos.
Por eso el “slogan” es Mensajero de Culturas, con el propósito de transmitir cultura a través del diseño y nuestra proyección a futuro es llegar a difundir también otras culturas del continente.
¿Cuál es el segmento de mercado o público meta que les interesa afianzar?, o, ¿a quien dirigen los productos que diseñan?
Queremos llegar tanto al público local como al público extranjero. Con el público local aunque hemos encontrado gente muy apasionada por el tema cultural e indígena, también hemos notado mucho desconocimiento. Falta afianzar más las raíces culturales, sin embargo hemos visto que el público empieza a reconocer la marca y a identificarse con el producto.
Con el público extranjero hemos tenido muy buena acogida, porque reconocen la originalidad de los diseños y el hecho de que son realizados en Costa Rica y no importados.
¿Tienen un producto en particular que les interesa más producir y por qué?
Nos gusta producir todas las líneas, pero las camisetas y la joyería son los productos que particularmente hemos afianzado más.
La camiseta es un producto muy llamativo, porque es similar a un cartel por su impacto visual, por lo mismo es una pieza muy interesante de diseñar, por el peso de la imagen y la historia que hay detrás de ellas.
En cuanto a la joyería, tenemos un gusto particular tanto en el diseño como en el detalle de las piezas, investigamos día a día nuevas formas de hacer la joyería más atractiva e innovadora, mezclando técnicas y capacitándonos para aprender más, nos ha enriquecido mucho el taller de orfebrería de la Casa del Artista, así como el intercambio con otros diseñadores que tienen amplia experiencia.
¿Cómo definen las estrategias para estimular el mercado de sus productos?, o, ¿qué tácticas de comercialización emplean para atraer nuevos compradores?
Las ferias, ahí hemos hecho contacto con públicos muy diversos, que después han llegado a buscar el producto en nuestra tienda. Estamos en la búsqueda de poder entrar al mercado del aeropuerto, es un espacio que nos exige mucha calidad y nos va a permitir exhibir nuestro producto más hacia el mercado internacional.
En cuanto a la aparato cultural y del estado, el Despacho de la Primera Dama y el Ministerio de Cultura con la “Feria Hecho Aquí” nos han apoyado. Hemos intentado un acercamiento al espacio de los museos aún sin ningún resultado concreto. De igual manera también realizamos charlas y talleres sobre el tema de identidad, el próximo 20 de febrero tendremos en el Museo de los Niños un taller de sellos, enfocado en el rescate de nuestra cultura autóctona. Una forma de dar a conocer nuestro producto es incentivando la actividad cultural.
Por otro lado además de ofrecer nuestros propios diseños, abrimos espacio en nuestra tienda a productos de los indígenas Boruca y Maleku –otras etnias locales-, esperando ampliarlo a las demás culturas indígenas. Difundiendo esta apertura sobre lo indígena contribuimos también a afianzar el concepto de nuestra marca.
¿Cómo aprecian a futuro o qué se proponen alcanzar para el crecimiento de Bitzú?
Extender nuestra gama de productos, ampliándola a prendas de vestir y otros objetos de diseño, abrir nuevos locales en zonas turísticas, participar en ferias a nivel nacional e internacional, tener un contacto más cercano con los pueblos indígenas e incrementar en la tienda la venta de sus productos. Así como ampliar la difusión cultural de actividades que rescaten el tema autóctono.
Los inicios de su emprendimiento se dio con el diseño de camisetas con diseños inspirados en el arte de nuestros pueblos originarios indígenas. ¿Hasta dónde han llegado con esos productos?
Se ha ampliado la línea de productos a varias etnias indígenas de Costa Rica, la proyección es poder tener una colección por cada una de dichos grupos étnicos. En la actualidad tenemos colecciones inspiradas en los Bribrí, los Chorotega, en los petroglifos del Monumento Nacional de Guayabo, y estamos trabajando ahora en dos líneas nuevas, una de los Boruca y otra inspirada en textos del poeta costarricense Minor Arias.
En la actualidad suman a la producción, el diseño y fabricación de joyería en vitro-fusión. ¿Qué complejidades presentan el manejo de esas técnicas y tecnología?
Efectivamente, en cuanto al área de la joyería estamos ampliando la línea implementando nuevas técnicas, incursionando en el área de la orfebrería y en el campo de la vitro-fusión.
Es una técnica muy bella que permite experimentar, además aporta resultados muy artísticos. Queremos incluir también en ésta línea los diseños que sintetizan el arte precolombino de una manera abstracta y contemporánea.
Estamos en el reto de aprender una nueva técnica, las piezas varían mucho en el proceso de producción. Solo después de haber sido horneadas logramos saber el resultado final de cada pieza.
¿Qué perspectivas observan para los emprendimientos creativos o lo que llaman industrias culturales, y en particular para Bitzú?
Consideramos que en el país hay espacio para este tipo de proyectos culturales ya que son pocos los emprendimientos que se dedican al tema indígena en particular. El público local ha ido cambiando su manera de ver la cultura, sentimos que cada vez se interesa más por lo autóctono, pero es un espacio que hay que conquistar día a día, ese es nuestro reto. El público extranjero en su mayoría a acogido muy bien el producto, eso ha sido un estímulo muy grande para nosotros, ver como gente de otras latitudes aprecia lo que hacemos, valoran la originalidad de nuestro producto incluso en relación con otros productos centroamericanos, eso nos da una muy buena proyección de expansión a futuro.
¿Tienen alguna crítica en particular a la forma de emprender este carácter de empresa?, y, ¿hacia las motivaciones por parte del aparato estatal para su crecimiento?
Hemos buscado apoyo en la empresa pública y privada, unas puertas se han abierto y otras no. En el aparato estatal hay muchos procesos burocráticos que nos han hecho más difícil avanzar, pero seguimos adelante sin perder el impulso en ningún momento.
A manera de cierre de esta entrevista con esta pareja de diseñadores, me gustaría abordar la siguiente problemática: En los frentes de la economía global se habla de la cultura como capital, como un tesoro capaz de atraer riquezas para un país por medio del turismo, por ejemplo. ¿Qué les dice este enfoque, y cómo lo explican desde su experiencia profesional y empresarial?
Costa Rica ha explotado hacia el exterior el enfoque ecológico y natural pero no su parte cultural. El tema indígena va de la mano con la naturaleza, sentimos que la cultura autóctona es un tesoro muy grande que no se ha explorado lo suficiente en el país.
Bitzú busca vender no solo objetos de diseño sino objetos con historia, los públicos en la actualidad son cada vez más exigentes, debemos aportarles productos con identidad que ofrezcan calidad, originalidad y contenido a través del diseño.
Es un camino largo de recorrer porque la cultura nuestra ha estado en el olvido, la han tenido marginada y hay que retomar el camino que nos lleve a la búsqueda de nuestras raíces, de nuestra propia identidad, estos elementos son los que nos pueden llegar aportar una diferencia en el mercado global.