Indagar sobre las motivaciones que mueven a algunas personas a encontrar en el diseño un modelo de vida y la respuesta a sus intereses creativos, me lleva a personas como Lucrecia Loría, quien se encontró delante de un carruaje montado sobre los rieles del desarrollo tecnológico e industrial, y se propuso aprender a conducirlo teniendo que innovar y ser gestora de su profesión. Hoy sus productos están presentes en los mercados nacionales y extranjeros, de América Latina a Europa.
L.F.: Vamos a las motivaciones. ¿Cómo fue tu llegada al diseño?
L.L.: En la secundaria estudié artes gráficas, pero yo quería una carrera que me permitiera hacer y producir; no imaginé mi vida recibiendo órdenes. Ingresé en 1985 a la Escuela de Diseño Industrial del Instituto Tecnológico de Costa Rica, me gradué en 1990.
L.F.: ¿Cómo fue tu inserción en el terreno laboral?
L.L: Difícil, trabajé diseñando catálogos de ventas, y en esa compañía tuve la oportunidad de diseñar unos estantes para el almacén. Pero esa no era mi motivación, yo sólo pensaba en hacer manufacturas.
Experimenté con materiales: maderas, metales, cerámica, textiles, pero no me complacían en absoluto, hasta que descubrí el cuero.
Sandalias diseñadas por Lucrecia Loría.
L.F.: ¿De qué te enamoraste para decidirte con ese material?
L.L.: Su carácter de material manejable; pensé conseguir una máquina y hacer carteritas, llaveros, porta anteojos. Pero descarté hacer cosas pequeñas, quería hacer bolsos, billeteras, fajas, que eran fáciles de producir.
En ese tiempo el mercado de productos de cuero era inexistente; los fabricaban las talabarterías en una producción baja, demasiado artesanal, para satisfacer a una demanda de muy bajo perfil.
L.F.: Ya estabas en tu rollo. ¿Cuáles fueron tus movimientos en ese ajedrez?
L.L.: Lo primero fue averiguar dónde abrir un taller y cómo producir cierta cantidad de productos. Luego me informé que en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), ofrecía un curso de fabricación de calzado y de un seminario impartido por el Centro de Investigación en Tecnologías en Cueros de la Universidad de Costa Rica; en ese evento realmente me enganché, pues me informaron de la existencia de una escuela donde se aprendía a diseñar zapatos, llamada “Ars Sutoria”, en Italia.
La diseñadora únicamente produce sandalias para mujer.
L.F.: ¿Cuál es tu percepción de esos años antes de irte a Italia?
L.L.: Era como estar sumida en el mundo laboral, pero sin tener ninguna experiencia, nadie comprendía la profesión que yo había asumido.
Buscaba cuál pudiera ser mi espacio personal, supe de esa escuela, solicité información y me contestaron. Me presenté como una interesada en ingresar pero anticipando que no tenía recursos. Me ofrecieron cubrir la mitad del costo del programa, y prometieron ayuda; estando allá, trabajé en la cocina de la escuela.
Diseñadora Industrial Lucrecia Loría, graduada en la Escuela de Ingeniería en Diseño Industrial del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Fotos L.F.Q.
L.F.: ¿Qué es Ars Sutoria?
L.L.: Es un centro famoso en el modelaje del calzado donde se aprende a trabajar el material: cómo hacer patrones, cómo se corta, el estira y encoge del material. Los estudios eran de diseño, pero nunca hicimos ahí un zapato, se interesaban en la manera de poner las piezas, realizar dibujos explicativos y hacer patrones o desarrollos de las piezas; además de aplicar la ergonomía, con un énfasis en la estructura del pie, se anticipaban las consecuencias del uso del zapato sobre el usuario al analizar las distintas posturas y tipos de arcos de los pies, para deducir cómo debían de ser las plantillas. También se conocía de accesorios como hebillas, remaches, tipos de costuras, entre otros aspectos técnicos.
Los moldes y el modelaje se armaba en papel; sin embargo, ignoraba cómo empastar, cómo coser, pues nunca toqué una máquina. Sabía además del uso de la computadora, cómo escalar el zapato, pero nunca hice uno solo. Cuando regresé al país sabía mucho de zapatos, pero no cómo hacerlos.
L.F.: ¿Qué otras experiencias te aportaron esos estudios?
L.L. Pasé en Italia dos años, en diferentes etapas, durante los intermedios y vacaciones nos llevaban a ferias enfocadas en la moda; había que estar en pasarelas en Milán, Bolonia y otras ciudades italianas. Debíamos catar el sentido de la moda. Me estimularon a despertar una sensibilidad al ojear a la mujer elegante, a fijarme en su forma de vestir e intuir esos deseos que se vierten en el uso del zapato y en la indumentaria femenina.
Lucrecia Loría cuenta con su taller industrial en una pequeña comunidad en las faldas del Volcán Irazú, en Tierra Blanca, provincia de Cartago, Costa Rica.
L.F.:¿Fue tu salto a las pasarelas?
L.L.: En “Ars Sutoria” encontré a otra persona, a un profesor que me ayudó mucho, le encantaron mis dibujos, despieces del zapato y renderizados. Él envió mis dibujos a una revista del sector del calzado y así comenzaron a conocerse mis diseños; pero repito, sin saber cómo hacerlos. ¡Yo no quería dedicarme a hacer dibujos!
L.F.: Entonces, ¿cuándo aprendiste a hacerlos?
L.L.: Al regresar fui a la industria Adoc, expliqué cuanto sabía de zapatos, que conocía mucho de teoría pero que no sabía fabricarlos; ahí trabajé como operaria, pero aprendí a hacerlos. Mientras regresé a seminarios de actualización antes de dedicarme a mi propio taller, allá por 1995.
L.Q.: ¿Fue en ese intersticio que hiciste tu experiencia en España?
L.L.: El taller aún estaba iniciándose, estaba soltera, quería ampliar mis ingresos para invertirlos en una mejor planta para la fabricación de calzado. En una visita a una feria de proveeduría, me contactaron; envié unas muestras, y me llamaron para invitarme a trabajar allá en la Comunidad Valenciana. El ofrecimiento era para quedarme, pero lo que yo en verdad quería era fabricar mis propios productos.
L.F.: ¿Cómo abrir un mercado para los productos de un diseñador?
L.L.: Cuando comencé a montar la empresa, pensé poder hacerlo todo por mí misma. Abrí una tienda en la ciudad de Cartago, me gustó pues se vendía bastante. Utilizaba sólo materiales nacionales que encontraba en el mercado local, pero de pronto, me encontré una sandalia que parecía de marca Lucre, pero no eran fabricados por mí; los mismos agentes copiaban mis diseños.
L.F.: ¿Qué hiciste para salir de esa encrucijada?
L.L.: Llegó al taller un señor –que no conocía–, y me pidió una muestra; fue él quien empezó a venderlos por todo el país. A partir de ese evento, me cercioré de la necesidad de ampliar la capacidad de fabricación. Así se inicio la expansión del taller, lo que requirió más espacio, gente y maquinaria.
L.Q.: ¿Cuál fue tu estrategia para levantar tu marca?
L.L.: Para evitar la copia, decidí fabricar con otros materiales, dar un valor agregado a las materias primas no locales. Casi sin darme cuenta como lo hice, un día me encontré con la llamada de un almacén aduanal para informarme de una carga que debía retirar. Ahora soy cliente de DHL. Hago transacciones por Internet, me resultan más prontas y menos arriesgadas. Los pedidos me los dejan a las puertas del taller. Comencé a vender en España, en México, en Estados Unidos y Brasil. Aunque tuve que invertir en troqueles, en mercadeo, en ir a ferias de productos, en importar accesorios y materiales.
En conclusión
En este primer acercamiento a la diseñadora costarricense Lucrecia Loría, se puede percibir cuál es la clave para tanto éxito –así como es ella, humilde, pero segura de sí–, responde que media la calidad, le anima el desafío de fabricar productos de alta calidad, consecuentes con el diseño que ella ha pretendido.
En la segunda parte –que presentaré proximamente–, abordaremos sus estrategias para alcanzar presencia, tanto sus productos como ella, la diseñadora industrial, en la cultura y el mercado costarricense e internacional, además de cómo afronta los imprevistos de la crisis.
Estimada Lucia diseñadora de Zapatos en CR, tengo un sueño y he investigado por la web un diseñador que haga mi sueño realidad: quiero unos zapatos especiales para cuando tengo actividades extracurriculares. Si esta interesada me puede responder a mi correo electronico y yo le envio el dibujo
Hola Lucrecia
Escuche el programa de radio de ADN en el que se presentó hoy y me pareció muy interesente, por lo que busqué mayor informacion. Veo que las sandalias son muy bonitas. Quisiera saber donde los puedo ubicar en Pérez Zeledón.
Saludos y que continue con sus exitos,
Sandra Rojas
Hola lucrecia me encanta su historia de antes mano la felicito
Al igual que usted yo quiero aprender un poco más sobre como hacer los zapatos
Te cuento un poco mi papá es zapatero y d 6 hijos(as) solo ami me gusta la fabricación de calzado mi padre se dedica a elaborar calzado d hombre pero ami me encantaría aprender más sobre la fabricación del calzado de mujeres
Así k si en algún momento hace algún curso o algo así me encantaría que me tomaras en cuenta para seguir luchando x mi sueño gracias mil bendiciones y éxitos
Quisiera matricular, para aprender hacer sandalias y zapatos de mujer