El Museo del Jade y la Cultura Precolombina, costado Oeste de Plaza de la Democracia, San José, Costa Rica, en su sala de exposiciones temporales ofrece la exhibición “Diseño Simbólico en la Roca / Manifestación Rupestre”, con fotografías, gráficos, animaciones, modelos, abundantes textos acerca de las expresiones pictográficas rupestres y de petrograbados localizados en varias zonas del país, además de esculturas y cerámicas prehispánicas originales provenientes de los fondos arqueológicos de este museo capitalino.
Compendio educativo
Se trata de una propuesta educativa muy bien articulada y documentada, curada por el Arqueólogo Sergio García Piedra, quien en el libro-catálogo de la exhibición acota lo siguiente: “las manifestaciones rupestres son un elemento cultural inherente al ser humano y fueron elaboradas por todos los grupos sociales en el mundo”, conclusión central en tanto declara la universalidad de los lenguajes simbólicos con los cuales se expresaron nuestros ancestros originarios grabados en la roca viva, tal y como si fuesen páginas de un libro celosamente custodiadas por ser parte del legado histórico de la humanidad, registros de la imperativa necesidad del individuo de comunicar sus acciones, costumbres, creencias y visión cósmica de aquellas sociedades del pasado. Acompañan la muestra –como se dijo-, algunos objetos de origen funerario en cerámica y lítica, para contextualizar el abordaje de la muestra en la cual se aprecian dichas ofrendas halladas en excavaciones arqueológicas en distintas regiones definidas como la Gran Nicoya, la Central-Caribe y la subregión Diquís al Sur del país, cuyo ámbito se extiende a la provincia de Chiriquí en la República de Panamá.
El mayor aporte del proyecto
Aprecio en esta lectura crítica sobre la exhibición actual del Museo del Jade, que destaca el objetivo de dar a conocer al país y al mundo la presencia de un arte originario anterior a la colonización española, con insumos patrimoniales cuyos hallazgos se dieron en sitios emblemáticos, en virtud de su riqueza comunicativa y testimonial, trasciende el manejo del lenguaje simbólico del arte y diseño autóctono en pictografías grabadas en la roca en lugares como “Farallón” (finca privada cercana al río Cabuyo en Cañas), así como pintura rupestre como las encontradas en el sitio “Mico Pintado”, y otros petroglifos del área aledaña al volcán Rincón de la Vieja en aquella cordillera de la norteña provincia de Guanacaste. El curador-arqueólogo contextualiza que esos sitios representaban espacios donde propiciar rituales, contemplar el cosmos y escenificar sus creencias animistas. Además, la muestra documenta los petrograbados del valle de Aquiares en la cuenca del río Reventazón, el Monumento Nacional Guayabo en las faldas del volcán Turrialba, provincia de Cartago, así como los grabados en las esferas del delta del Diquís, confluencia del río Sierpe y Térraba que recién fueran declaradas Patrimonio de la Humanidad por parte de UNESCO.
¿Qué aprendizaje deriva al recorrer la muestra?
Constato la universalidad del lenguaje simbólico –tal y como aprecia el curador García Piedra-, en tanto en los signos grabados en “Farallón” aparecen representaciones componentes del lenguaje geométrico como el cuadrado y los rectángulos, que articulan conceptos como la “modularidad” la cual define retículas para la configuración de cruces u otros signos cuyo apariencia es leída por el arqueólogo como “sistemas de fechado”. Sin embargo, para la “Teoría del Campo” de Atilio Marcolli que estudiamos en las escuelas de arte, diseño y arquitectura dichas estructuras iconográficas aducen la existencia de complejos sistemas de armonía en la generación de rectángulos estáticos y dinámicos tan utilizados para el encaje estético y estructural, el teórico italiano acota: “no nos ha de interesar los aspectos cuantitativos de la geometría, sino los de tipo cualitativo, como la intuición y comprensión de las estructuras esenciales de la forma”. Se deduce con ello que en aquellas sociedades de nuestra historia local existía un pensamiento analítico-deductivo que manejó importantes rudimentos matemáticos estudiados hoy en día por la Geometría y la Topología, sobre todo aplicados al diseño (empaques, diseño editorial de libros y revistas, patrones de estandarización, formatos, cartelística, sistemas de señalización urbana) y la arquitectura.
Culturas orgánicas
Se observa además en el trazo de las líneas o conjuntos lineales un lenguaje donde se observan matices como la sensualidad en el manejo del signo curva-contracurva, propios de una vivencia orgánica y animista de quienes eran diestros observadores de la naturaleza con sus ritmos vitales contenidos en el rayo, la espiral serpenteante, el vector que impacta la superficie del agua en reposo y genera hondas concéntricas centrípetas o centrífugas, o los flujos al correr dichas aguas entre las piedras y formar vórtices con amplia capacidad de generar simbolismos en el pensamiento del Caos. Eran sensibles a observar las oscilaciones sísmicas generadas por tremores volcánicos o en las fracturas tectónicas de un planeta vivo, manifiestas en signos como la espiral, el círculo, el mismo cuadrado u otras representaciones orgánicas incisas en la piedra como si fuese una narrativa simbólica cuyos contenidos son precisamente esa acción vital que demuestra el planeta.
En conclusión
Al ingresar a la sala encontramos un hermoso conjunto de petroglifos de la colección del Museo Nacional de Costa Rica, en el cual se aprecia la impresionante técnica de incisión de la piedra realizada con herramientas como otra piedra de mayor dureza; además del imaginario abordado donde se reconocen aves, reptiles y otros sujetos de la animalística que puebla esas manifestaciones en sus distintas regiones, además de la presencia del chamán u otras representaciones humanas.
Se ofrecen algunos juegos que refuerzan el aprendizaje de lo que permanece de la visita al museo, como también para la estrategia de asimilación hay modelos para los no invidentes -aunque también los podemos gozar los videntes-, al estimular las áreas comunicativas con modelos que asemejan la roca incisa ataviada de esa riqueza sensoperceptiva tan propias de estas expresiones vernáculas originarias.
Deduzco la existencia de un “algo más” que arroja la visita a la actual propuesta sobre los petrograbados y pictografías rupestres, un algo más que toca al espectador visitante deducir dependiendo de su grado de compromiso en tanto es un lector consciente quien analiza y deriva conocimientos al caminar entre los paneles ataviados de (in)formación -aprender, asimilar datos, estar al día-, y objetos que hablan por sí solos de la grandeza de aquella cultura ancestral.