Se trata de un libro inusual, una obra de arte, y aunque posee comentarios –como el de la crítica Bélgica Rodríguez, Directora del Museo de Las Américas de Washington, entre otros–, su hilo conductor no lo encontramos en esos argumentos textuales, sino en la fuerza sugestiva de la idea, de su visualidad compuesta por el buen gusto puesto en su diseño, en el uso del color con diversidad de matices, relaciones y significados provocadores de tensión perceptiva, además de los escenarios que el autor capturó con su cámara en uno de los desiertos de Estados Unidos, cuando fue invitado por La Fundación Korea para realizar la experiencia materializada en este proyecto editorial.
Vacío colmado
“La invitación proponía crear con lo encontrado en el desierto –expresa Chacón–, llevando el mínimo de materiales del estudio y trabajar el concepto de la nada.” Para comprender uno de esos desafíos que tuvo su creador, me viene en mente un pensamiento de Gilles Deleuze cuando aprecia que: “un libro no tiene objeto ni sujeto”. Es arte, y en su creación, lo que media es el diseño nada más. Se trata de una idea purista y documenta la esencialidad del proceso, del camino que su autor recorrió, que ahora nos motiva a andar por sí mismos y posar la mirada donde él dejó anudados indicios para comprender la carga poética de su visualidad. Esto no se puede captar en una fotografía, o con una simple vista al libro; hay que entrar en él, transitar sus territorios, espacialidad y minimalismo. Como diría Walt Whitman “Ni yo ni nadie más puede andar ese camino por ti.”
El maestro Luis Chacón
Importante productor, comisario y visionario del arte costarricense; añade que, antes de partir para realizar este proyecto, él estaba trabajando en una serie de obras sobre la idea del cosmos y los agujeros negros, por lo que pensó hacer fotografías con espejos circulares que para él son huecos blancos. “Ese sería mi símbolo de la nada. Expresa que conceptualmente dichos huecos negros se tragan todo, pero los blancos lo único que hacen es reflejar, tirar todo para afuera, ilusión que para él representa la nada.”
La obra es el libro
En edición limitada y numerada, este producto es testimonio de la infinita creatividad del artista/diseñador, de su experiencia forjada en el taller donde acude cotidianamente para imprimir fuerza al proceso y, por ende, a los frutos de su encuentro; quizás, como expresa Kobo Abe, “la sustancia no se encuentra en los frutos, sino en el proceso”.