El Diseñador Industrial Joaquín Murillo (graduado en Diseño Industrial, Instituto Tecnológico de Costa Rica) abre un importante espacio para la expresión fotográfica actual: produce retratos, desnudos, objetos, paisajes, arquitectura, diseño, que mezcla con el diseño de stands, tiendas, gráfica, y con ello ahora incursiona en la formación de fotógrafos en el interesante entorno de un hotel en la zona de Guachipelín, San José. Trabaja con modelos profesionales y su producto personal se distingue por el manejo técnico de equipo, pero también lo carga de una importante dosis de estética observada en el manejo del detalle, el encuadre, el color, la textura, la transparencia y sobre todo la luz.
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: Cuéntanos de esa nueva experiencia de hacer fotografía, ¿qué te motiva?
Joaquín Murillo: En realidad no es para nada una nueva experiencia en mi vida pues antes de ser diseñador, ya andaba tomando mis fotos por ahí, con una cámara "réflex" que tuve desde mis 15 años.
Siempre he tenido esa fuerte tendencia hacia lo visual; el color, la composición, la proporción, etc. Me he considerado desde muy joven como una persona que se "alimenta por los ojos". Desde esos tiempos de juventud ya experimentaba con el color, el dibujo, el diseño, y era medio inventor de artefactos "raros" que pocos comprendían. Mis habilidades como dibujante eran conocidas en la época de estudiante de secundaria y hasta fui varias veces a representar al Liceo de Tilarán –oriundo de Tilarán, Guanacaste-, en actividades regionales de Artes Plásticas. Y la fotografía siempre estuvo cerca de todo eso, aunque nunca con la fuerza de los últimos años cuando gracias al surgimiento de la fotografía digital me "liberé" de tener que delegar a terceros partes del proceso, y me sentí por fin en control de cada etapa, de cada paso, desde la creación de la imagen hasta su edición e impresión.
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: ¿Qué carácter fotográfico te movía antes del universo digital?
JM: Antes de la "era digital" me dedicaba principalmente a la fotografía en blanco y negro. Tomaba mis fotos, las revelaba, las ampliaba, realizaba mis exposiciones, y en general, era bastante activo y productivo. Esa etapa de mi vida como fotógrafo la disfruté y extraño, pero se requerían muchas horas para ver los resultados, aspecto que hoy se ha reducido enormemente gracias a la tecnología digital.
LFQ: ¿Dónde encuentras tus activadores?
JM: Mis fuentes de inspiración son muchas, pienso. Me cuesta decir que tengo ciertas preferencias porque en realidad me siento estimulado, siempre, por detalles, paisajes, animales, texturas, etc.
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: ¿Cuál es tu principal foco de interés: el retrato, el paisaje, los objetos, la arquitectura?
JM: Soy fiel creyente de que hay belleza en el objeto más banal y simple. Sin embargo, si me obligo a buscar lo que más disfruto es posiblemente la creación de lo que yo llamo "abstracciones cromáticas", que son fotografías en todo el sentido de la palabra, que han sido tomadas con la mayor rigurosidad, pero que posteriormente someto a una traducción del modo de color RGB original (en el que son grabadas por el sensor de la cámara) al modo "Lab" donde las someto a un proceso absolutamente subjetivo y hasta impredecible de "pintado digital". Siento que este trabajo -que considero un híbrido entre pintura y fotografía- me permite expresarme con total libertad en términos de color, que es, por cierto, una de mis pasiones.
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: ¿Cómo nace la idea de esa escuela de fotografía?
JM: La idea inicial de impartir talleres me surgió mientras estaba en París, en Octubre del 2010. Recibí un correo de un "amigo" de Facebook que me solicitaba que le diera clases de fotografía porque le gustaba mucho mi trabajo y sentía que yo podía enseñarle "mucho" y ayudarle en su crecimiento como fotógrafo. Ese e-mail me hizo pensar con detenimiento al respecto, y después de regresar a CR decidí que iba a iniciar con un producto diferenciado a nivel de mercado, y que iba a llamarlos "talleres" en ver de cursos. Además, decidí diseñar una simple estrategia de mercado con el objetivo de implementar el proyecto de la mejor manera posible desde el principio, y, haciendo uso de mis limitados conocimientos de "marketing" para reducir el riesgo de fracasar. Es así como lanzo a principios del 2011 un primer taller llamado “Fotografía de Niños”, al cual posteriormente y en un corto plazo se le unieron otros que fui "diseñando” en las siguientes semanas. En este momento ofrezco ya casi diez diferentes talleres, todos especializados en temas muy puntuales.
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: Háblame de cómo surge esa idea del espacio “escuela-hotel”. ¿Qué estrategias te mueven?
JM: La alianza con el STUDIO HOTEL de Santa Ana surge como resultado de una negociación con un cliente de Joaquín Murillo como diseñador: ALDO NERO (tanto el hotel como las tiendas son del mismo dueño). Sin embargo, no diría yo que sea un binomio indivisible pues en un futuro puede ser que la dinámica del negocio me lleve por otros rumbos. Por ahora, el hotel está funcionando excelentemente ya que está muy bien ubicado en la zona geográfica de San José en la que vive la mayoría de mis clientes, y su infraestructura es perfecta para mis objetivos.
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: ¿Cuál es el perfil de intereses de los estudiantes que recibes?
JM: En general son personas de edad mediana que no quieren ir a recibir cursos con adolescentes universitarios, porque no están interesados en vivir de la fotografía, ni estudiarla como carrera, sino más bien, tenerla como un pasatiempo o hobby que quieren dominar mejor, quizás para poder tomar mejores fotos durante sus viajes, de su familia, o para sentirse productivos con una actividad altamente creativa y adictiva.
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: ¿Con qué equipo fotográfico trabajas?
JM: Tanto yo como mis estudiantes trabajamos con cámaras tipo DSLR, ya que todos mis talleres han sido diseñados para personas que poseen ese tipo de equipo, y han sido estructurados para que los estudiantes aprovechen el potencial de sus cámaras en modo "manual". Los modos automáticos son "prohibidos" en mis talleres.
LFQ: ¿Qué representa para vos el buen manejo del color y la luz?
JM: La luz es por mucho el ingrediente más importante en el trabajo del fotógrafo, y eso se los hago ver desde el principio a mis estudiantes. No en vano fotografiar significa "dibujar con luz". El buen manejo de ésta (la luz) es fundamental, ya sea que trabajemos en blanco y negro o a color.
El color, por su parte, aporta una indiscutible carga emocional en la fotografía pero parte de lo aprendemos en mis talleres es que no siempre debe estar presente. Antes que el color está la riqueza del claro oscuro, de las sombras, de la escala tonal. Cuando ambos -sombras correctas y color- convergen en una misma imagen de forma simbiótica habremos creado una imagen que hace historia, que impacta y que será recordada y admirada por muchos. La lucha, tanto para mis estudiantes como para mí en lo personal, consiste en seguir desarrollando esas sensibilidades que nos permitan llegar de forma fluida y no forzada a ese "norte".
Fotografía cortesía de Joaquín Murillo.
LFQ: ¿Te interesa el proceso o el fruto de la fotografía?
JM: Creo que me importa más el resultado final. Sigo pensando que la fotografía es una experiencia visual que no debe ser explicada. Cada imagen debe por sí sola ser capaz de impactar al observador, ya sea por su belleza, por su crudeza, originalidad, entre otros criterios. Tengo grandes discrepancias con la "fotografía contemporánea" que requiere toda una justificación filosófica para sustentar su existencia.
En resumen, mi criterio es que una buena fotografía debe ser el resultado de un muy buen dominio de la técnica, a la par de una capacidad visual superlativa para ver el mundo de un modo distinto a como la mayoría de las personas la ve. Ese binomio de factores, si se da, es casi siempre infalible.
A manera de conclusión de esta nueva entrevista con Joaquín Murillo, constata que observar de cerca el trabajo de este inquieto diseñador y fotógrafo, ejemplifica la necesidad actual de tener presencia: en el mercado, en la cultura, en el pensamiento creativo; él se reinventa constantemente y ese carácter lo mueve a conocer muchos aspectos de la producción creativa y asimilación tecnológica que transforma nuestra vida actual.