“Pasaje futuro: el arte de una nueva generación de japoneses” es la nueva muestra que ofrece el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) de San José, Costa Rica, abierta desde el 22 de setiembre hasta el 31 de octubre 2011. Exhibe pinturas, esculturas, fotografías, videos e instalaciones de un selecto grupo de artistas curados por Masanobu Ito, ellos son: Atsushi Fukui (1966), Satoshi Hirose (1963), Maywa Denki (1967), Tomoyasu Murata (1974), Tetsuya Nakamura (1968), Masafumi Sanai (1968), Katsuhiro Saiki (1969), Yoshihiro Suda (1969), Tabaimo (1975), Nobuyuki Takahashi (1968) y Miyuki Yokomizo (1968).
Yoshihiro Suda. Taza negra de Té, 1997. Fotografía L.F.Q.
Miyuki Yokomizo. Instalación “Favor hacer correr el agua”, 2004. Fotografía cortesía del MADC.
Senda a lo desconocido
La idea de “pasaje” y, sobre todo “futuro” -eje o idea de reunir a estos once artistas japoneses contemporáneos-, conlleva asumir una ingrediente del cotidiano de todos y en el mundo entero: la incertidumbre sobre lo que aun no conocemos en un trazo que ramifica en direcciones insospechadas, pero que tarde o temprano debemos recorrer aunque no nos conduzcan a la meta esperada. En arte se deben andar dichas bifurcaciones para colectar sus rastros, para anudarlos y comprender mejor el encuentro.
Tetsuya Nakamura. Modelo “Relámpago”, 2004. Fotografía L.F.Q.
Katsuhiro Saiki. Instalación fotográfica “Lugar No. 7”,Fotografía L.F.Q.
Significa experimentar lo nuevo, reconocer lo que haces tú y hago yo; y aunque habitemos latitudes opuestas y pensemos igual o diferente, hay que hacerlo. Se trata de vivenciar quizás las contingencias de ese camino hacia el no saber, pero que en tanto desafío, nos mantiene alertas, en espera, y en actitud esperanzada.
Satoshi Hirose. Mini Napolitana, 2000. Fotografía L.F.Q.
Maywa Denki. Escultura Arpa en forma de pez, 1994. Fotografía L.F.Q.
A pesar de tanto avance tecnológico y científico –terrenos ya conquistados-, aún no sabemos nada de ese paso que vislumbramos pero que no se ha pisado, es tan solo un dibujo en la perspectiva de la inexistencia; deriva que fluye y desborda infinita creatividad, como el trazo errático de la tormenta, que torna invisible el panorama por delante, pero que retornará de la penumbra, tenue y tranquila, –como dijo Yukio Mishima en La corrupción de un ángel: como perfilado en tinta.
Vista parcial de la Sala 4, con esculturas de Maywa Denki y pinturas de Nobuyuki Takahashi. Fotografía L.F.Q.
Retornos, proceso
Tal y como expresa el curador Masanobu Ito respecto a su idea de pasaje: …no marcha en línea recta como el progreso histórico, todo lo contrario, está lleno de disgresiones que permiten las idas y venidas entre pasado y futuro.
Ahí se explica que la línea o borde no concluya y se desvanezca, que junte y separe, y, lo etéreo del firmamento (Katsuhiro Saiki) sea impactado por el trazo de un pequeño o gran avión que se posó en su inmensidad. Que el “relámpago” (Tetsuya Nakamura) sea un modelo fabricado con materiales industriales exquisitos, pintados en rojo pasión (que también es otra forma de pasaje), y no un trazo luminoso como lo esperado. Que en el espacio ilusorio del exaedro (Satoshi Hirose) las edificaciones pendan de lo alto y no se apoyen en lo bajo y no se sepa dónde es adelante y dónde atrás. Que la pintura (Nobuyuki Takahashi) se acerque a gestos sumados al soporte en una síntesis tradicional perfecta y armoniosa y, que la escultura (Maywa Denki) se materialice con artefactos industriales, algunos embalados como productos puestos en los escaparates del iluso mercado.
Masafumi Sanai. Del libro fotográfico “Viviente”, 1995. Fotografía cortesía del MADC
Asoma la idea del proceso, como diría Kóbó Abe en El Rostro Ajeno: La finalidad no está en el fruto de la investigación; el mismo proceso de investigación se constituye en un fin.
Al entrar a la muestra atisbamos el primer signo de una senda por descubrir: Miyuki Yokomizo expone una instalación con productos para limpiar el cuerpo marcados con palabras de delicados pliegues, glicerinosos y traslúcidos, que cuelgan en forma de cascada y en cuya cédula reza: “Favor hacer correr el agua”, 2004.
Nobuyuki Takahashi, Baños termales aislados, 2000 (detalle) Fotografía cortesía del MADC
Tabaimo. Cocina pequeña japonesa, 2003. Fotografía cortesía del MADC.
Para concluir otra vez con palabras de Mishima, agrego: Tres aves parecieron trocarse en una en lo alto del cielo. Luego se separaron en desorden. Había algo de maravilloso en aquella unión y en aquella separación. Tenía que significar algo aquel llegar, tan juntas que podían sentir el viento agitado por otras alas; y luego, de nuevo, la distancia azul entre ellas.