Fotografías en las Salas 2, 3 y 4 del Museo del Arte y Diseño Contemporáneo, de José Díaz (fotoperiodismo periódico La Nación) y María Montero (escritora y periodista). Febrero-Marzo 2012.
Lucrecia, foto cortesía del MADC.
Leer, de primer impacto, el título de esta muestra, pareciera aludir a los movimientos de izquierda que registra la historia política del país, abanderados de los clamores populares que motivaron importantes conquistas sociales en el siglo pasado y donde relucen nombres y apellidos de ilustres intelectuales que alimentaron la memoria cultural costarricense. Además, a manera de subtitulo, hablan de un “Reclutamiento Visual Voluntario”; nos engulle la incertidumbre y atiza la curiosidad, en tanto nos vincula a nociones revolucionarias de esos frentes de lucha o defensa que por lo menos en la Costa Rica actual no tienen sentido; pero, al punzar esa espinita que nos mueve a saber de qué se trata, me llevó al museo a observar esas magníficas fotografías de Díaz para cerciorarme de que es otro carácter de ejercito, el de identidades populares a las que se agrega la “multiculturalidad” vía desplazamientos migratorios que experimenta un importante incremento desde finales del siglo pasado y que tanto matizan a la cultura local.
Gladys, foto cortesía del MADC.
Manuel, foto cortesía del MADC.
Las fotografías de José Díaz y la elocuencia conceptual que aporta María Montero retratan esos rasgos de rica diversidad que pueblan la capital, o los principales centros urbanos de las provincias; son grupos que se ubican, por lo general, alrededor de parques, mercados, hospitales, centros educativos, o las paradas de autobuses, pues viven del ofertar un inimaginable compendio del comercio informal.
Óscar, foto cortesía del MADC.
Pero agregaría otro carácter más a la lectura a la muestra -en tanto el término “vanguardia” lo permite-, y refiere a una reflexión sobre el vestido y el cuerpo, observa la prenda idónea o indumento que porta ese frente popular que arraiga gustos, modos de ser, vinculación a grupos, ideologías, religiones y/o posturas juveniles desfavorecidas pero que viven, son partes de este cuerpo que llamamos nacionalidad y tienen deberes y derechos ciudadanos.
Sergio, foto cortesía del MADC.
El asunto del vestir ofrece una resonancia visual de quienes creen subir a las pasarelas, que no son solo las de la moda. Tampoco son tema para reírse, aunque en el recorrido de la muestra, resulta imposible sostener la concentración y soltar una carcajada por la gracia con que la gente asume la apariencia o la imagen. Punto y aparte para la reflexión: ¿Son solo quienes se visten con productos publicitados expuestos en esos escaparates de lo glamoroso dignos de considerar adelantados o de vanguardia?
Rubén, foto cortesía del MADC.
La propuesta de Díaz y Montero son un laboratorio sociológico donde esculcar gestos humanos, en los los rostros que no se ven, pero se advierten en manos, cuerpos y hasta en ciertas trivialidades como aquel personaje que porta en el bolsillo un “bombín de cuatro plumas”, así se le llama en la jerga popular a la “cuarta de guaro” o alcohol de fabricación local.
Sala 4 del MADC, foto cortesía del museo.
Sala 3, foto cortesía del MADC.
Incentivar diálogos
No aporto nada nuevo respecto a la conceptualización que escribe con tanta holgura María Montero, publicada en la página de MADC, o a la muy buena lectura de María José Monge ata todos los cabos sueltos de esta propuesta, agrego mi visión de diseñador al reflexionar sobre esos otros detonantes del comportamiento humano reclutado en esta investigación, que inventaría gestos sin rostros de nuestra manera de ser local, pero sobre todo y quizás lo más importante, que abre diálogos para saber de cultura, de costumbres, de signos de pertenencia, de lenguajes no verbales que incrementan la relación y el compartir, tan practicados hoy en día en las redes sociales. Diálogos con otras muestras del MADC, con otros espacios, museos y galerías; diálogos para conocer en el anonimato, al que se presenta ahí; compartir para conocer al vecino que hoy se encierra tras las rejas de la indiferencia o el temor, para reconocerme a mí mismo en esa universalidad de gestos, posiciones, distancias que son modos de expresos de la comunicación de masas.
Sala 2 del MADC, foto cortesìa del museo.