De hace unos años Oscar Biolley Santamaría y Oscar Biolley Quesada —padre e hijo— encabezan la fabricación de marimbas en el país, tanto la versión “popular o folclórica” como la marimba de concierto, la cual está presente en orquestas sinfónicas y en salas de conciertos nacionales e internacionales, aspecto que devela el grado de calidad alcanzada y la profesionalidad con que emprenden el “diseño de sonidos” —que no es solo la configuración formal en relación con la mejor explotación de materias primas principalmente la madera—, sino que implica la confección de los mecanismos propios del instrumento.
Tremar de marimbas
Me acerqué al taller de esta familia en la ciudad de Cartago, Costa Rica, para conocer el producto de ese compleja pero fascinante labor, para aprender del arte musical, y tener, de viva voz, la explicación de la creciente experiencia de los Biolley lo cual lleva a su empresa a exportar productos a los Estados Unidos.
Me interesa preguntarles ¿cómo llegaron a la fabricación de estos instrumentos tan singulares?, ¿cuáles fueron los activadores que les catapultaron a esta práctica que tiene mucho de arte y diseño, pero también de técnica? Indagar, por ejemplo, ¿de qué manera afrontan los aspectos de la teoría y ciencia musical para obtener un instrumento de esas características y sonoridad?, y, ¿dónde aprendieron esos fundamentos para que el producto alcance los rigurosos estándares en los mercados internacionales?
Son interrogantes a lo que Oscar padre posee una respuesta que le enorgullece: su hijo, comenta, es la mente pensante del taller, y esa preocupación lo llevó hasta la ciudad de Chicago, donde el muchacho se especializó en aspectos musicales, consideraciones estructurales del diseño, pero sobre todo la afinación de las maderas para que emitan el justo sonido.
Evocación del pasado
Cuando nos sentamos a conversar esa tarde lluviosa de agosto allá en su taller, Biolley padre se dejó engullir por la espiral de la memoria, y nostálgico trajo al presente un recuerdo de su niñez: su padre lo llevó junto con sus hermanos mayores a un paseo a Playas del Coco, en la folclórica provincia de Guanacaste. Relata que mientras intentaba conciliar el sueño, a lo lejos escuchaba algo maravilloso, una sonoridad de maderas cuyo tremor más que adormecerlo lo despertaba, y sin que los miembros de la familia lo sospecharan, él se escapó a indagar qué era aquella maravilla. Los ánimos antes encabritados se contagiaron de la algarabía al percatarse que era un instrumento musical tocado por varios marimbistas, y que los lugareños bailaban al son de aquellas canciones, gritería y retahilas características de la cultura y costumbres del lugar, sumado al colorido del entorno.
Comenta que a partir de aquel día empezó a investigar sobre el instrumento, él se proponía aprender a tocarlo, fabricar un ejemplar para sí, y dicho interés lo motivó a buscar un taller de fabricación, indagando quién era el mejor “marimbero” –así se le llama a quien y fabrica estos instrumentos-, adosarse a sus espaldas el emprendimiento de una empresa la cual hoy es premiada por las primeras exportaciones, y de que algunos de sus productos ya se encuentran en grandes orquestas, siendo tocadas por músicos de amplísima categoría profesional. Aprecia que en aquella búsqueda e investigación llegó al taller de Miguel Torres Rosales, el más importante marimbero de toda Centro América y México, primer ganador del Premio de Cultura Popular que ofrece el Ministerio de Cultura para distinguir a personalidades destacables por su aporte al país.
Relata que su experiencia con las maderas también empezó de niño, pues su padre tenía un taller de ebanistería, donde incluso construía yates, y él, al abrigo de la experiencia y visión de su padre, aprendió de los jaspes, hilos, color, texturas, aromas, fortalezas estructurales, equipos y herramientas; expresa que conoció no solo de los caracteres maderables si no de lo árboles y las zonas geográficas de dónde provenían. Añade que para fabricar una marimba no todas las maderas son aptas, sobre todo para las teclas que al percutirlas con el bolillo emiten un sonido tan singular, y los armónicos que les son característicos. También agrega que las cajas de resonancia que por su forma son singulares, en la marimba popular son de madera, mientras que para la de concierto son tubos de aluminio. Con satisfacción aprecia que antes de llegar a construir su primera marimba, se ganaba la vida fabricando puertas, mobiliario para casas y oficinas, hasta que llegó la globalización y el negocio se vino abajo. Sin embargo esa debilidad se convirtió en fortaleza en tanto lo catapultó a las posibilidades reales para emprender su actual empresa.
Experiencia de los sonidos
Mientras Oscar padre relataba sus experiencias para llegar a abrir el taller, de reojo yo seguía la labor del hijo quien en una enorme mesa de trabajo -la cual me llamó la atención por tener la forma de la marimba de concierto-, trazaba teclas y empujaba un trabajo manual de suma rigurosidad, leyendo planos y bosquejos emergidos de sus archivos tecnológicos y “software” gráficos. De repente el muchacho empezó a explicar que aquellos instrumentos “idiófonos”, son formados a partir de una serie de láminas de madera llamadas teclas que van en distintos tamaños dispuestos de mayor a menor, y que al ser percutidas con bolillos emiten las notas musicales en una amplia extensión, además de los ya mencionados armónicos que son una especie de “textura” musical que aportan al encanto de la pieza y que no todos los instrumentos musicales los emiten. Cada tecla -explica-, esta montada sobre su propia caja de resonancia y el conjunto de teclas y resonadores son soportados por una estructura también de madera que puede desplazarse por medio de un sistema de rodaje. Es precisamente en ese detalle que se puede innovar en cuanto a forma y manejo de la materia origen.
De pronto se dio la necesidad de escuchar las propiedades musicales del instrumento, por lo que el joven Biolley se acercó a su padre a un ejemplar de marimba popular –tallada con formas barrocas-, y tocaron dos piezas tradicionales guanacastecas, el famoso “Punto guanacasteco” y el no menos conocido “Caballito nicoyano”. ¡Realmente formidable! Me sorprendió sobremanera apreciar a Oscar padre -a quien conocí desde su nacimiento-, acompañando en la marimba la melodía tocada por su hijo. Realmente me empoderó. ¡Valla experiencia! ¡Qué deleite no solo para el sentido auditivo, sino para la vista al observar las cualidades visuales de las maderas, sus finos acabados, el percutir de los bolillos y la personalidad de los marimbistas.
Aspectos técnicos
La conversación saltó a conocer detalles técnicos de la construcción de las marimbas, primero en la función de las teclas de madera, pues son muy similares a las del xilófono, de ahí el nombre que proviene del vocablo “xilo” o madera.
Agrega que hay dos tamaños lo cual depende del número de octavas presentes en el instrumento, si es una marimba “grande” será de cinco octavas y media, o si es una “tenor” será de cuatro y tres octavas. La calidad del sonido depende de la afinación o grosor de la tecla, a mayor sección más agudeza del sonido, a menor sección la madera vibra con un sonido grave, las notas naturales se encuentran en la parte baja del teclado, y de estas suben medio tono para completar la escala de un DO a un SI, similar al teclado del piano. También es necesario la calidad del .objeto con que se percute, el bolillo
Le formulé una pregunta a Biolley Quesada para que me hablara del significado de la palabra diseñar en ese arte de la fabricación de un instrumento musical, a lo cual él aduce que tiene que ver con ciertas decisiones a considerar, como el largo de los tubos resonadores en el caso de la marimba de concierto los cuales son de aluminio, o la forma y la tecnología para obtener esas cajas, que en el caso de la marimba popular poseen una forma muy singular, y que deben ser ensambladas sin utilizar clavos. Además deben diseñar el sistema estructural del instrumento, y las piezas o herrajes que sujetan las teclas, u otros que permiten que sean armables y desarmables, hacerlas aptas para el embalado y transporte.
Al preguntarle a Oscar padre sobre las amenazas que pueden influenciar la fabricación de estos instrumentos, comenta que la adquisición de las maderas apropiadas son una piedrita en el zapato, en tanto existen controles por parte del MINAE (ministerio del Estado que atiende aspectos de protección ecológica), en tanto esas materias primas son controladas, y las maderas certificadas no poseen las mismas cualidades sonoras del roble.
A manera de cierre
Fue una tarde de grandes aprendizajes gracias a los Biolley y su actual espacio de producción de marimbas. Pregunté qué implica la práctica del diseño en la obtención de un instrumento musical, a lo cual el muchacho me responde que él no se llama a sí mismo “diseñador”, pero en su labor cotidiana toma decisiones sobre la configuración de sujetadores, placas y otros implementos de metal que él piensa y fabrica en serie, realiza control del calidad, todo para tener un producto de rigor, tanto en cuanto a forma, material, y emisión del sonido, que sin este último parámetro, las marimbas no estarían en salas de conciertos ni trascenderían frontera alguna. A ese perfil sólo se le podría llamar un diseñador especializado.
Y todo depende para la amplitud del so.nido en el espacio, de su proyección, para que suceda aquella evocación que cautivó a Biolley padre cuando de niño se enganchó por primera vez de la marimba, lo cual el compositor nacional Jesús Bonilla, en un hermoso vals criollo titulado “Pampa”, con letra de Aníbal Reni que rememora la belleza natural y escénica de aquel paisaje de grandes llanuras que inspirá estas metáforas: “Luego viene la tarde divina / y el contorno se mira sangrar;
hay marimbas que truenan lejanas / y la pampa se vuelve inmortal.