Visitar la muestra “Metáfora de los Sonidos” que exhibe actualmente los Museos del Banco Central de Costa Rica (MBCCR), en las salas del Museo del Oro Precolombino, activa en nosotros espectadores un real empoderamiento al constatar la enormidad del arte de nuestras culturas originarias. Pero por otro, instigan los cuestionamientos de ¿qué sería de una gran cultura como la que pobló estos territorios, sin la dimensión del arte musical, sin la capacidad de expresar con instrumentos, voces y musicalidad del entorno, sin los sonidos durante las ceremonias funerarias, los rituales asociados a los cultivos y a la recolección, a la propiciación durante la cacería, al rito de la fertilidad, la defensa, la guerra o las pugnas por el poder, además, como es lógico pensar, que sería de la comunicación entre los pueblos mediada con esos simbolismos e interpretaciones relativas a sus modos de interacción social, cultural y religiosa?
Fotografías de la muestra. Cortesía del MBCCR.
Fotografías de los instrumentos. Cortesía del MBCCR.
Algo más que sonidos y materiales
Al apreciar los instrumentos expuestos, clasificados según el sonido que emiten, según los materiales con que fueron realizados, desde una ocarina configurada a partir de elementos de su imaginario y simbolismos –el animal, el humano, los mitos, el tambor, la flauta, a uno no le queda más que cuestionar la noción eurocéntrica de que aquellos pueblos ancestrales fueran solo cazadores y agricultores, en tanto el depurado manejo de tales materiales, sus técnicas de producción como la arcilla, la piedra, la madera, la orfebrería, los textiles, nos hablan de una cultura de mayor estatura la cual manejó un sistema de pensamiento de amplitud mundial.
Fotografías de los instrumentos. Cortesía del MBCCR.
Activador emocional
Al leer los textos, apreciar la museografía y andar la exhibición, me acompañó mentalmente la evocación de un aforismo de Lao Tse del “Libro del Sendero”, el cual aprecia la “oquedad” que permite el material con que está hecha la flauta o la ocarina -en este caso la arcilla o la madera-, “es como el vacío distante entre el cielo y la tierra, es solo un hueco pero su contenido es inagotable”. Activa y emociona al pensar que con esos instrumentos de viento, y según el número de agujeros que posean podamos interpretar sonidos propios no solo de estas culturas autóctonas sino de más allá, de otros continentes, acompañados por la emisión sónica de las voces o de los cantores, o de la musicalidad que, como se dijo, podía aportar la misma naturaleza: las aguas al correr por las cauces y entre las piedras, el viento al frotar las copas de los árboles, las maderas al chocar y vibrar, la rugiente descarga eléctrica durante la tormenta, el tremor del sismo o del poderoso volcán, el fuego al quemar la leña, y hasta los mismos animales que poblaban aquellas selvas al entonar el enigma de esta “Metáfora de los sonidos”.
Fotografías de los instrumentos. Cortesía del MBCCR.
Fotografías de los instrumentos. Cortesía del MBCCR.
Calidad de la muestra
Se trata de una exposición muy bien articulada –tal y como acostumbra los MBCCR-, por parte de la investigación arqueológica de las curadoras de esa especialidad Priscilla Molina y Mónica Aguilar, y de un equipo de músicos contemporáneos y etnólogos encabezado por el maestro José Luis Acevedo. Se ofrecen pantallas táctiles para detallar los conocimientos, usabilidad de la tecnología musical, todo para ampliar la noción del sonido esos singulares instrumentos, y hasta se da la oportunidad de escuchar la propia composición al interactuar con una computadora que emite esos sonidos sintetizados.
Fotografías de los instrumentos. Cortesía del MBCCR.
Esta exposición de instrumentos que datan del año 500 a.C. al 1550 d.C. complementa la “Ruta de Museos” o “Paseo de Museos”, actividad que proponen temáticas afines exhibidas -además de los Museos del Banco Central de Costa Rica-, por el Museo Nacional de Costa Rica y el Museo del Jade y la Cultura Precolombina. Son una opción amigable y educativa delante del abigarrado paisaje globalizado del comercio que atiborra el centro capitalino. Vinculan al turismo visitante con una alternativa cultural, y sobre todo, ofrece al nacional la oportunidad de educarse al reconocer el valor artístico y creativo de los pueblos originarios, bagaje por el cual todos debemos enorgullecernos.
Fotografías de los instrumentos. Cortesía del MBCCR.
Excelente artículo. Entiendo que la brevedad del mismo es por tanto obligatoria,dada la importancia de que se visite dicha exposicion. Gracias por compartir con nosotros este interesante material.
¡Gracias por el interés y por tus palabras, Iván! Efectivamente, os animamos a todos a que visitéis la exposición en la medida de lo posible. Y muchas gracias por el reconocimiento, trabajamos duro para ofrecer siempre los mejores contenidos de la cultura del diseño.
¡Saludos de todo el Equipo Experimenta!