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Robert Rodríguez: “esto no es sólo un cuento…”

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El Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) de San José Costa Rica estableció el espacio denominado Sala 1.1, donde albergar iniciativas de artistas y diseñadores con carácter de proyectos, tránsitos experimentales y discursos emergentes. La propuesta de apertura de este espacio fue la muestra “Ocultismo” con fotografías de Pablo Murillo. Desde el 21 de julio al 19 de agosto 2011, se exhibió un conjunto de objetos cerámicos de fabricación seriada o manual, intervenidos o “resemantizados” por el artista Robert Rodríguez.
Como suele suceder cuando me impacta una propuesta, movió en mi las aguas del río de la interpretación en arte que por lo general dejo apaciguar para descubrir sus ricos fondos, tejer miradas y buscar referentes que contribuyan a la comprensión de lo visto. No puedo salir igual a como entré al recinto del museo, en tanto son “aguas del arte” renuevan bríos y lo encontrado regenera, argumenta, edifica.

Sala 1.1 del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. Foto cortesía del MADC

Espadas de doble filo
Al retroceder en el tiempo, delante de las piezas de Rodríguez, rememoré las muestras “tec-NO-lógico” cuya primer versión se realizó en 1993 en el Centro Cultural Español, Plaza del Farolito, San José, y la segunda diez años después en Teorética, 2003 –denominada “espadas de doble filo”. Lo relaciono porque el cuerpo de la idea de Robert Rodríguez posee empatía conceptual cuando encontramos en los artefactos industriales, u otros objetos arraigados en el gusto de la cultura popular, un contrapunto que enciende lo conmemorativo y que inyectan humor, pero cuyo cuestionamiento provoca ironía sutil, a veces herida.

Diversas piezas de la exposición de Robert Rodríguez, Fotos cortesía del MADC.

Técnicas y argumentos
Con gracia y a su vez rigor, el artista interviene piezas obtenidas por moldeo y barbotina chorreada; en algunos casos aplica esmaltes y recursos gráficos, o los instala con materiales alternativos activadores de nuestra memoria, como los juegos y travesuras de tiempos infantiles y juveniles.

Fotografías cortesía del MADC.

En algunos nos centra en la ceremonia de la mesa cuando es subvertida por el doble juego, miradas proyectil que se cruzan como vectores inhibidores de la armonía del espacio íntimo.
En otro carácter presente en la exposición, el autor acrecienta la severidad de la textura áspera en blanco, recurso que él ya había expuesto en Confrontación en el Arte 2, Galería Nacional: evoco su instalación “Mis parientes” gasa perdida, Julio 2008.
En otras de las propuestas elabora a partir de los intersticios de significación que encontramos entre las palabras, constructoras por excelencia de pensamientos, embalados en cajitas para protegerlos del inexorable tránsito de la cotidianidad, pero que son otra forma de proyectil cuando te dicen, por ejemplo: Te vi, por eso me voy.

Sala 1.1. del Museo de Arte y Diseño Contemporáneocon la muestra de Robert Rodríguez.. Fotografías cortesía del MADC.

Signos del desafecto
Una tetera de porcelana -ilustrada con hábil técnica de decorado semi-industrial-, utiliza la imagen de un revolver percutido quizás hacia la vida de un infante, cuyo ícono es recurrente como un sello o molde, vuelve a sumar al drama que desencadena en la sala. Una confección de regalo -cual si fueran chocolates de esos que se obsequian el día de San Valentín-, camufla una arma, quizás una carta de despedida, un lazo roto; son ese complejo de signos que atraen, motivan un estado de animación, deseos de entablar relaciones y tejer estrategias de lo mirado, pero de repente aparece la navaja, la bala, la daga, la capsula de sulfuro y aquella ojeada puesta en el sujeto de celebración, se nos devuelve y marca el fiero sello del desafecto.

Robert Rodríguez, "esto no es solo un cuento…". Fotografías cortesía del MADC.

Rodríguez trata el asunto con desenfado, con humores astutos delante de las grandes preocupaciones de una sociedad contemporánea convulsa, exacerbada, como las de hoy en día cuando las juventudes en el mundo –carentes de oportunidades para vivir con calidad y realización-, hacen sentir sus clamores, tal vez por ello pululan las tensiones por doquier a veces disfrazadas de cañones que disparan rosas. La muestra deja abierta la incógnita, no es en nada conclusiva, y eso es bueno, en tanto se mueve entre la porosidad de los conceptos y las fronteras del arte contemporáneo, de ahí el título que escogió el artista: esto no es solo un cuento…

Parte de las instalaciones de Robert Rodríguez en su muesttra en la Sala 1.1. Fotografías cortesía del MADC.

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