Son muchos los que afirman que tratan de vendernos cosas que no necesitamos. Sin embargo, creo que somos los consumidores los que compramos esas cosas supuestamente innecesarias. Es responsabilidad de cada uno ser consecuente con esas compras porque, innecesario o no, si algo está en el mercado es porque hay gente que lo compra.
Muchos otros afirman que está todo inventado. Entonces, ¿por qué se siguen diseñando objetos? El contexto social está en constante cambio y muchos productos se quedan obsoletos porque ya nadie los necesita y tienen que ser sustituidos por otros adecuados al tiempo para el que son creados. La evolución tecnológica, de materiales y de acabados hacen posibles experiencias sensoriales que antes eran impensables, funciones que de otro modo no se podrían llevar a cabo, y consiguen mejoras en los productos que hacen factible esta adecuación a la nueva sociedad y al entorno actual. En este caso, mejora puede ser sinónimo de evolución social, al fin y al cabo, los objetos también son representantes de cultura, y sino no hay más que ver los museos llenos de bártulos utilizados por nuestros ancestros.
Como siempre, debemos hacer mención a que se debe hacer un consumo responsable y por supuesto, también un diseño responsable; esto que es algo que parece obvio, no lo es tanto. De nada sirve en crear por crear, si un nuevo producto no aporta demasiado posiblemente no tenga razón de ser. Siempre se podrán mejorar los objetos sirviéndonos de los avances sociales y tecnológicos, posibilitando aportaciones al diseño que los enriquecen y aportan a los consumidores un plus de experiencia y comodidad.
Sino, no se seguirían diseñando sillas.
Silla 14 de Thonet, la silla de sillas