Todos criticamos el consumismo, pero en cuanto sale a la venta un nuevo producto innovador o de moda nos apresuramos a comprarlo o, como poco, desearíamos tenerlo. Sabemos que, posiblemente, nos haría más fáciles algunas cosas y que nos daría una buena imagen social el hecho de poseerlo, pero en realidad también sabemos que podríamos seguir viviendo perfectamente sin él. ¿Dónde está entonces la línea divisoria entre la necesidad y el deseo de tener algo?
Puede parecer igual, pero no es lo mismo lo que se necesita que lo que se quiere. De ahí que un montón de gente gaste cantidades ingentes de dinero en objetos a los que les une o les unirá una gran carga emocional; esos objetos les aportarán experiencias, y proyectarán una imagen se sí mismos que les hará sentirse más seguros. A veces la simple pertenencia del producto es suficiente. ¿Entonces, el cubrir inseguridades también es una necesidad?
El deseo también está fomentado por "lo nuevo". Algo nuevo siempre es un reclamo y los humanos, por naturaleza, buscamos (deseamos) experimentar cosas diferentes, cosas nuevas. Las personas nos adaptamos de forma natural a experiencias repetidas y reaccionamos, también naturalmente, cuando vemos algo novedoso. Si tenemos un producto, y ha pasado un tiempo razonable para que haya quedado "obsoleto", cuando aparece el nuevo, el sustituto, tendemos a quererlo precisamente por tener ese carácter novedoso…
…pero una vez más, los dos conceptos, la necesidad y el deseo quedan confundidos.
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