Cuanto menos, las Olimpiadas suponen una oportunidad para volver a pensar la identidad cultural de una ciudad. Aunque en muchos casos esta revisión deriva en una estrategia comercial y turística en donde la cultura es encajada con calzador, en otros casos se revelan aspectos ocultos que incluso los habitantes locales desconocen.
Navegando por Internet encuentro un proyecto del colectivo Gurmornin en donde se investiga la imagen de la candidatura de Madrid 2020. Gurmornin parte de una idea fragmentada sobre identidad de la capital: “Madrid 'no tiene' hitos reconocibles que sean su seña de identidad, pero tiene dos características interesantes, la primera y mas directa, ser capital de un país, y la segunda, haber sido una ciudad de aluvión. Madrid es un cruce de identidades muy difícilmente encasillable.”
El grupo, formado por dos jovenes diseñadores, el chileno Juan Pablo Torrealba y el madrileño Carlos Romo, propone un mantón de Manila formado por cientos de pequeños iconos que representan diferentes aspectos de la capital, desde el caballo del Guernika hasta el chocolate con churros.