El vínculo entre la fotografía y el impresionismo
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza organiza Los impresionistas y la fotografía, una interesante exposición que destaca de forma brillante el papel de la fotografía en el nacimiento y el desarrollo del impresionismo. Aunque está cerrada al público por la actual crisis sanitaria, el museo ofrece un fantástico recorrido virtual a todos lo interesados desde su pagina web (enlace).
Comisariada por Paloma Alarcó, la exposición se articula en nueve capítulos temáticos en los que confluyeron los intereses de pintores y fotógrafos: El bosque, Figuras en el paisaje, El agua, En el campo, Los monumentos, La ciudad, El retrato, El cuerpo y El archivo. Además del paseo virtual, en el que el visitante tiene el control total de dirección y planos, existe una opción imperdible con comentarios de la comisaria de la exposición.
«Desde los primeros daguerrotipos de finales de la década de 1830 y, sobre todo, tras el descubrimiento en años posteriores de las técnicas de impresión fotográfica en papel, la relación de la fotografía y la pintura fue muy estrecha. El ojo artificial de la cámara de fotógrafos como Le Gray, Cuvelier, Nadar o Disderi, por citar a unos cuantos, estimuló en Manet, Degas y en los jóvenes impresionistas el desarrollo de un nuevo modo de mirar el mundo. La fotografía le valió al impresionismo no solo como fuente iconográfica sino también como inspiración técnica, tanto en la observación científica de la luz o en la representación de un espacio asimétrico y truncado como en la exploración de la espontaneidad y la ambigüedad visual. Asimismo, por influencia de la nueva factura impresionista, algunos fotógrafos comenzaron a preocuparse por la materialidad de sus imágenes y a buscar fórmulas para hacer sus fotografías menos precisas y con un efecto más pictórico». Comentan desde la organización.