Hasta el 1 de septiembre en Sevilla
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo presenta la exposición titulada Prada Poole: la arquitectura perecedera de las pompas de jabón, que estará abierta al público hasta el 1 de septiembre de 2019. Coproducida por el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León —donde será exhibida a partir del próximo mes de septiembre—, la exposición ofrece una completa visión de la sorprendente capacidad creadora de este arquitecto adelantado a su tiempo a través de más de 1.400 piezas entre planos, fotografías, vídeos, publicaciones, maquetas e incluso estructuras hinchables.
En 1974, la revista literaria El Urogallo dedicó su primer volumen del año a una reflexión colectiva titulada La vivienda humana actual. Entre las aportaciones más sugerentes de esta publicación se encontraba “La arquitectura perecedera de las pompas de jabón, de José Miguel de Prada Poole1. El arquitecto promovía en ella una arquitectura en la que el material con que está construida da la medida temporal de su propia existencia. Por eso, como matiz importante, ya en el título prescindía del término efímera –de uso más común en arquitectura para referirse a una construcción de corta duración–, y empleaba perecedera: lo efímero dura poco; lo perecedero sucumbe cuando lo hace la materia que lo conforma.
El texto de Prada Poole expone las razones que hacen que la configuración urbana sea demasiado rígida. Según su parecer, las estructuras económicas y sociales hacen que “duren demasiado”. Por esta razón la ciudad es incapaz de adecuarse a las nuevas y cambiantes demandas. Con esta premisa, que engloba los factores configuradores de la ciudad y sus edificios, Prada Poole construye un relato sobre la ciudad del futuro a través de lo que denomina “los tres escalones de la arquitectura inexistente”. En esta descripción, la ciudad tradicional mutaría, a través de sucesivas transformaciones, en una ciudad inmaterial, sin inercia, en la que los edificios sólidos serían sustituidos por acumulaciones de espuma que “aparecerían y desaparecerían, agrupándose y separándose según las diferentes necesidades”.
Cada edificio se convertiría en una “burbuja” definida según las condiciones físicas y atmosféricas adecuadas al uso al que estuviera destinado. La ciudad, tal y como era conocida hasta entonces, sería sustituida por una “realidad inmaterial recorrida por olas estimulares”. Esa urbe, evanescente y sin forma, puede parecer una quimera. Aunque quizá no se deba buscar en la narración de Prada Poole una descripción ingenua de la arquitectura, sino, más bien, un manifiesto poético de su propia obra lanza- do al futuro, desde donde hoy lo miramos.