1260 m2 «esculpidos» en el terreno
El arquitecto y diseñador checo Aleš Fiala ha sido el encargado de diseñar las instalaciones de las Bodegas Gurdau, en Kurdějov, al sur de Moravia Meridional, en el epicentro de esta famosa región internacionalmente conocida por su producción vitivinícola.
Dada las características del complejo, localización, contexto histórico y paradisiaco enclave, Fiala y su gente debía ser capaz de dar con una propuesta que no solo colmara todas y cada una de las necesidades de semejante emprendimiento, sino también, dejando una marca indeleble en el paisaje arquitectónico local.
La primera, y casi con total seguridad, más importante decisión que se tomó fue la ubicación. Y aunque en un principio fue en aras de la eficiencia, se decidió edificar en el corazón de la plantación, así, el acceso a las siete hectáreas de viñedos seria equidistante, además, claro está, de ofrecer a los visitantes una visión cuasimágica. Esta arriesgada apuesta obligaba a componer un volumen orgánico, que hablara el mismo lenguaje que su entorno y así fue.
Lo primero que llama la atención de la propuesta de Fiala y compañía es la suerte de colina artificial lograda con una cubierta ligeramente arqueada que nace y se pierde en sus propios jardines. Las aberturas por su parte, son todo un acierto, ovaladas, recostadas sobre si mismas aportan la necesidades de luz natural de las instalaciones además de un carácter definido y original. La magia se completa con la elección de los materiales: hormigón, madera y acero visto, todo al natural, casi silvestre.
«La integración del edificio en el terreno crea una sensación de fondo acogedor y una fusión natural con el lugar del que proviene el vino. La vista y la sensación de amplitud se pueden disfrutar desde las terrazas y la colina artificial del techo verde, donde se puede contemplar el paisaje fabuloso de los horizontes de Kurdějov, la imponente Pálava a lo lejos y las llanuras que se extienden hacia Austria. Los espacios de la casa de vinos son versátiles y propicios para momentos sociales y románticos, así como para momentos de contemplación tranquila con una copa de vino», comenta Fiala.