Casa Oruga, simbiosis entre obra y paisaje. Arquitectura de containers de Sebastián Irarrázaval
Soledad Gherardi
Las particularidades del terreno para potenciar el diseño
A los pies de la Cordillera de Los Andes, el arquitecto chileno Sebastián Irarrázaval ha utilizado a su favor las particularidades del terreno para potenciar el diseño de Casa Oruga, una vivienda situada en la zona residencial de Lo Barnechea, al noreste de Santiago de Chile.
Desarrollada para un coleccionista de arte y su familia, el arquitecto optó construir la estructura mediante 12 contenedores de transporte de segunda mano revestidos de acero, que permitieron reducir tiempos y costes. Con el objetivo de integrar la casa al paisaje circundante, una serie de volúmenes ha sido emplazada sobre la pendiente, como si estuviese descansando sobre ella, mientras que, otro grupo de contenedores ha sido montado sobre los muros de contención donde se encuentran las zonas comunes de la casa, para dar lugar a los espacios privados de la vivienda.
La fluida circulación de aire ha sido otro de los requisitos del proyecto. Para lograrlo, Irarrázaval ha organizado los volúmenes de manera tal que sea posible conservar corredores exteriores que permitan el ingreso de luz y ventilación natural.
“La arquitectura es un refugio, que tiene que resolver las necesidades de amparo, pero es un refugio orientado, que tiene que dar cuenta de un tiempo y de una manera de estar en el mundo. Además de resolver los problemas prácticos, la arquitectura tiene que ser una obra de arte, que involucre a la belleza y lo sublime”, ha manifestado el arquitecto chileno.