Monolítica, industrial, en la jungla y de cara al Pacífico
Sobre el papel, un volumen monolítico de acero autopatinable y hormigón debería «cantar» en un enclave paradisíaco del caribe más salvaje, pero no, cuando las cosas se hacen bien, todo fluye, todo cuadra, todo funciona.
Este es el caso de Atelier Villa, una imponente residencia privada que a pesar de su rústica materialidad y minimalistas líneas maestras, consigue fundirse —a su manera— con el entorno, erigiéndosela por el camino, en el símbolo arquitectónico de la región.
Ubicada en una de las selváticas laderas Bahia Ballena, a orillas del Pacífico Norte costarricense, Atelier Villa se construye conceptual y físicamente en un contexto hotelero pero como residencia permanente de los dueños del complejo. Obra de las diseñadoras y arquitectas checas Dagmar Štěpánová, de Forma Fantasma y Martina Homolková, de Malfinio, lo primero que llama la atención de la propuesta es la piel de acero troquelado de la fachada principal y los flejes de madera quemada utilizados para resolver el resto de las caras.
La galería descubierta con salida a un cuerpo de agua infinito es un detalle que tampoco pasa desapercibido. Otro detalle que destaca especialmente, es el techo biofílico de 326 m2, aunque tendencia en los últimos años, su implementación no siempre termina por cuajar, al menos no tan bien como en este caso.
Y para lo último, lo mejor. La fachada principal es completamente rebatible, ofreciendo a sus ocupantes unas vistas incomparables. «La primera y más importante prioridad no fue solo la idea de borrar los límites entre el interior y el exterior, sino también resaltar la simplicidad constructiva y las líneas puras», comenta Štěpánová.