La Escuela de Hostelería y Turismo de la ciudad portuguesa de Portalegre se sitúa dentro de la antigua área industrial de la fábrica de corcho Robinson, una de las empresas del sector más destacada a nivel europeo durante el siglo XIX. El posterior traslado de las instalaciones a la periferia liberó 60.500 m² de patrimonio industrial formado por hangares, oficinas y almacenes dispersos entre de los cuales el arquitecto Eduardo Souto de Moura proyecta un nuevo edificio que sirve como elemento estratégico para articular este nuevo espacio recuperado para la ciudad.
Escuela de Hostelería y Turismo en Portalegre, Eduardo Souto de Moura, 2011.
Cohabitando con el tejido urbano industrial preexistente, la Escuela de Hostelería y Turismo aparece como una caja posada sobre el desnivel con dos partes bien diferenciadas. La primera hacia el sur, incluye las aulas y los talleres, así como un restaurante y una cafetería. Se trata de un espacio balcón que observa el paisaje distante, uno de los temas más estudiados dentro de la arquitectura portuguesa contemporánea.
Hacia el norte, se encuentra la segunda parte del programa de la Escuela, con vocación de convertirse en fachada de la futura calle que conecta los hangares preexistentes para definir un nuevo recorrido urbano. Dos volúmenes cerrados hacia el exterior, uno color ocre de menor tamaño que incluye usos de oficinas de gestión de la Escuela, y otro azul, de mayor tamaño, en el que se situan las infraestructuras de enseñanza gastronómica.
El cuerpo ocre alberga una serie de oficinas que, organizadas longitudinalmente, disponen todas de un patio interior privado que separa el ambiente de trabajo de la calle exterior. La escuela cuenta con una capacidad para 250 alumnos e imparte cursos de formación en nuevas técnicas y perfeccionamiento de cocina que pretenden mejorar la oferta gastronómica de la región.
En la zona de cocinas para la Escuela, el volumen de mayor tamaño, se ha utilizado el color azul característico en las panaderías portuguesas, además de ser el color demandado en los espacios donde es de gran importancia la higiene. El área de talleres culinarios cuenta con: 12 cocinas individuales, 1 cocina fría, 1 cocina caliente, 1 pastelería y una sala de análisis sensorial.
El proyecto de ordenación se inspira en otros ejemplos como la Fábrica Pompeia en São Paulo de Lina Bo Bardi, que recupera antiguos espacios industriales con nuevas actividades para la ciudad. Además de la Escuela de Hostelería, también han sido finalizadas otras actuaciones del plan de ordenación, como el aparcamiento, ubicado en una estructura rehabilitada de bóvedas de hormigón y dos auditorios en las salas de la antigua fábrica.
Arquitectos: Eduardo Souto de Moura e Graça Correia
Equipo: Ana Neto Vieira, Nuno Miguel Ferreira, Telmo Gervásio Gomes, Ricardo Cardoso, Pedro Gama, Nuno Vasconcelos
Cliente: Fundação Robinson
Área útil total: 4005 m²
Año: 2011
Fotografías: Luís Ferreira Alves