Un gigantesco monolito de cumbres escarpadas y piel translúcida reina en el paisaje urbano de la ciudad polaca de Szczecin. Proyectado por el estudio barcelonés Barozzi Veiga, este nuevo centro musical se erige como un volumen puro donde conviven el hormigón, el cristal y, especialmente, la luz. Una luz que palpita desde el interior y que transforma radicalmente la configuración del edificio.
Ubicación en la ciudad, Filarmónica de Szczecin, Barozzi Veiga, 2014.
La Filarmónica de Szczecin se ubica en el mismo espacio que ocupaba antiguamente el histórico edificio del Konzerthaus. Diseñado por Franz Schwechten en 1884, esta desaparecida sala de conciertos sirvió como centro neurálgico de la cultura musical de Szczecin durante más de cincuenta años. Sin embargo, el edificio no sobrevivió a los ataques aéreos alemanes de la Segunda Guerra Mundial, que causaron graves daños en su estructura. Dos décadas después la sala fue finalmente demolida, acabando con una de las joyas arquitectónicas de la ciudad.
El nuevo auditorio, diseñado por los arquitectos barceloneses Fabricio Barozzi y Alberto Veiga, contrasta fuertemente con la arquitectura neoclásica del Konzerthaus. Las formas armoniosas del viejo edificio han sido sustituidas por un gran volumen fraccionado y translúcido. Sus fachadas de cristal y la iluminación led del interior se conjugan para convertir a la Filarmónica en un gigantesco cuerpo luminoso, un enorme bloque de hielo que contrasta con la opacidad de paisaje urbano que le rodea.
La cubierta prevalece sobre el resto de elementos arquitectónicos exteriores. Este cierre dibuja una suerte de cordillera modular y escarpada que se hace eco de los tejados puntiagudos de los edificios vecinos. Los arquitectos consiguen así insuflar a la Filarmónica de una expresividad que le hace destacar sobre el entorno. Sin embargo, la simplicidad y austeridad marcan el proyecto, que se construye a partir de sencillas estructuras geométricas de hormigón y cristal.
La Filarmónica acoge en su interior un auditorio, una sala de cámara, un espacio polivalente destinado para exposiciones o conferencias y un vestíbulo. Un gran pasillo y una escalera de caracol conectan todos los espacios a través de sus cuatro niveles. Sus muros de hormigón han sido pintados enteramente en blanco para insistir en el carácter luminoso del edificio.
El auditorio principal está revestido con paneles triangulares que según el estudio evoca la tradición artística del pan de oro. Estos módulos se despliegan por las paredes y techo atendiendo a la serie de Fibonacci. De esta manera, cuanto más se aleja uno de la escena, más se incrementa la fragmentación de los módulos. "La austeridad del exterior y la sencilla disposición de los espacios interiores contrasta con la expresividad del auditorio", destaca el estudio catalán.
Nombre: Vestíbulo de la Filarmónica de Szczecin.
Fecha: 2009 – 2014.
Arquitectos: Fabricio Barozzi y Alberto Veiga.
Presupuesto: 30.000.000 euros.
Área: 3.800 m².
Espacio construido: 13.000 m².
Volumen: 98.200 m³.
Butacas: 1.143 asientos.
Gestores del proyecto: Pieter Janssens y Agnieszka Samsel.
Equipo: Marta Grządziel, Isak Mayor, Petra Jossen, Cristina Lucena, Cristina Porta y Ruben Sousa.
Estudio local: Studio A4.
Ingenieros de la estructura: Boma SL y Fort Polska.
Instalaciones: GLA Engineering, Elseco y Anoche Iluminación Arquitectónica.
Acústica: Arau Acústica.
Fachada: Ferrés Arquitectos y Consultores.