Diseñada por el arquitecto estadounidense William E. Roberts y la ingeniera madrileña Laura Santín, Green Varnish denuncia las paradojas de una sociedad que justifica su indiferencia hacia la destrucción de los ecosistemas naturales con un fingido compromiso hacia la arquitectura verde. La intervención arquitectónica, que ocupa el patio del Museo del Arte Contemporáneo de St. Louis en Estados Unidos desde el pasado verano, juega con la ironía para denunciar las imposturas del greening y otros términos de moda, pero sobre todo para agitar las conciencias y promover un cambio real.
Green Varnish consiste en una alfombra verde de 200 metros cuadrados compuesta por miles de plantas. Sus esquinas dobladas evidencian que se trata de un falso tapiz, un instrumento dirigido más a consolarnos moralmente que a enfrentarnos al problema. “Actualmente nuestra respuesta es completamente reaccionaria y la expresamos principalmente de dos maneras: el rechazo frontal, o la aplicación de algún tipo de barniz verde que nos permita continuar en la misma dirección”, aseguran desde Nomad Studio.