El diseño se traslada a la calle
Entre las muchas actividades que componen el programa del Madrid Design Festival, que se celebra estos días en la capital, se encuentra la posibilidad de visitar una serie de instalaciones urbanas repartidas por la ciudad, y que son una clara apuesta del festival por seguir transmitiendo la importancia del diseño como disciplina mediante la transformación efímera de varios espacios de la ciudad.
Montaña en la Luna, de Enorme Studio
El estudio madrileño ha sido el encargado de rediseñar la Plaza de María Soledad Torres Acosta, creando un punto de encuentro que apuesta por el uso de las energías renovables. En colaboración con MINI, Enorme Studio propone una instalación que contribuye a transformar la ciudad en un entorno más amable. En el interior del pabellón se celebran diversos talleres que giran alrededor de la innovación de las ciudades mediante el diseño y del urbanismo del futuro. La parte exterior es un espacio verde con puntos de carga USB con energía cinética y puntos de lectura con energía solar.
El Patio, de Nacho Carbonell
La Central de Diseño de Matadero Madrid ha sido el espacio escogido por Nacho Carbonell para una instalación artística inspirada en el Patio de Los Leones de La Alhambra. Para la intervención, llevada a cabo en colaboración con Cervezas Alhambra, Carbonell ha utilizado pasta de cebada, que da cuerpo y color a las piezas, y ha fundido más de 10.000 botellas de cerveza para las cubiertas vidriadas que entrelazan las sillas.
Una sauna con vistas a Madrid
Helsinki es la ciudad invitada este año al festival, y también ha colaborado llevando a cabo una instalación en la terraza del Hotel Only You Atocha. Su propuesta es una sauna, símbolo de la cultura finlandesa, diseñada por el arquitecto Jairo Rodríguez. De esta forma, Helsinki acerca a los ciudadanos un elemento tradicional de su cultura que, además, está siendo recuperado en los ambientes urbanos de Finlandia como uso colectivo.
Arquicostura, en el Instituto Europeo di Design
La instalación del IED Palacio de Altamira, escuela oficial del Madrid Design Festival, es el resultado de unos talleres impartidos por Raquel Rodrigo en los que se emplea el bordado como forma de comunicación. Diseño de interiores y artesanía son usados para recuperar la tradición artesanal como forma de resistencia al imperio actual de la tecnología.