Sencilla, elegante, perfecta
El estudio de arquitectura portugués BGA, propiedad de Ricardo Bak Gordon, firma Casa Azul, una impresionante vivienda unifamiliar que desde su materialidad, líneas maestras y vuelo estético, rinde un logrado homenaje a la histórica región portuguesa de Alentejo, a su geografía, a su pueblo y a la arquitectura en sí.
Se trata de una edificación de 375 m2 que hace de la austeridad su lema pero, al mismo tiempo, gracias a un superlativo criterio y buen gusto, los espacios consiguen respirar vanguardia y sofisticación.
De primeras, Casa Azul destaca por su apuesta monocromática que, sumada a las estructuras de rasgos modulares y geometrías simples, consigue trasmitir inmediatamente los valores de la tierra que la ha visto nacer.
Otro factor decisivo es por supuesto las superficies. En cemento alisado y con una patina exquisita, esta apuesta refuerza el carácter vernáculo de la propiedad. Como no podía ser de otra manera, el corcho, emblema del país, no podía faltar. En este caso se ha utilizado para aislar todo el complejo. Brillante.
«La casa emerge de la figura de un extenso tanque de agua adosado a una pared, orientado al sur, como si fuera una caja de resonancia de todo el paisaje», comentan responsables del proyecto sobre el imponente cuerpo de agua que sirve como contrapunto estético y conceptual de toda la propuesta.
Es necesario mencionar que este proyecto ha contado con la colaboración de José Pedro Cano, Maria Barreiros y Tânia Correia.