Un archipiélago de pequeñas cajas blancas
En un espectacular emplazamiento de San José del Cabo, en la Baja California (México), se levanta Mar Adentro. Un hotel diseñado por el arquitecto mexicano Miguel Ángel Aragonés que, seducido por un entorno donde se encuentran desierto y mar, ha creado un archipiélago de pequeñas cajas blancas que se funden en el paisaje.
«La primera vez que visité el terreno y percibí el desierto con el agua de fondo en una línea horizontal, diáfana y clara, sentí que se trataba de un lugar que lo contenía todo, por lo que mi intervención debía ser una caja que tuviera su propio mar y casi su propio aire» explica el arquitecto. Un edificio minimalista en un entorno minimalista, donde el tiempo se detiene y los volúmenes parecen flotar sobre el agua, gracias al uso de materiales como el vidrio, el hormigón y el travertino.
Para Aragonés la mayor virtud de la arquitectura es la generación de sensaciones, que él afirma es mayor cuando el entorno permite que nos fusionemos con él, y que lleva al límite en este proyecto. «Quise tomar el horizonte y meterlo hasta un primer plano, por lo que el agua transcurre y bordea el proyecto, con todos los volúmenes orientados al mar y dando la espalda a la ciudad», afirma el arquitecto, que ha creado una especie de Medina abierta al mar. «Cada volumen contiene interiores que albergan universos independientes, cada uno con su propio pedazo de mar», añade.
La iluminación es fundamental en la obra del mexicano, para quien transforma la escala y el volumen del espacio y su percepción. Mientras que la luz del sol cambia constantemente de tonalidad, dando lugar a un interesante juego de colores, por la noche el cielo se refleja en el agua, duplicando el hotel.
«Siempre tomo como referencia la escala humana en mis intervenciones, sea cual sea la dimensión del edificio» afirma el arquitecto, que ha construido un hotel para las personas. Con la Medina como fuente de inspiración, ha situado el lobby en el centro del proyecto, con el océano en el horizonte fusionándose con el primer plano.
Con 145 habitaciones y una zona residencial con 65 apartamentos y 25 villas, el hotel se construye en torno a un módulo principal que da lugar a apartamentos de 2, 3 o 4 dormitorios. Una versatilidad para la que Aragonés ha contado con los sistemas y módulos prefabricados de la firma italiana Poliform; y que permite además a los huéspedes personalizar las estancias, variando la iluminación interior y exterior, o la temperatura, en función de sus necesidades y gustos.