Marco Maio Architects, la práctica de arquitectura checa fundada por Marco Maio en Praga en 2016, es la responsable de Fibonacci, un espectacular espacio al aire libre consagrado a la cata de vinos y al cultivo de viñedos, ubicado en el municipio de Jabloňka, a orillas del rio Moldava, que destaca por su orgánica fisonomía y compresión del valor cultural y arquitectónico de su entorno.
Ya en el terreno, el equipo a cargo del proyecto, compuesto por David Obrovnik, Kaja Likar, Katarina Kobale y el propio Marco Maio, se encontró con un escenario ciertamente único: un castillo reacondicionado del siglo XVIII, cuyas ruinas perimetrales, otrora fértiles terrazas de viñedos, debían volver a la vida.
Tras un trabajo casi arqueológico, lo que quedaban de las enormes escalinatas de piedra, se mostraron al completo y el último brazo de la estructura, visiblemente circular, marcó el camino a seguir. Efectivamente, inspirados libremente en la archifamosa espiral de Fibonacci, se diseño unas terrazas cuyo recorrido casi laberíntico culmina en un remanso de piedra, gravilla y acero autopatinable.
«Dado que las ruinas estaban integradas sutilmente con el paisaje, se convirtió en la base de la intervención. Al realzar las paredes de la espiral, se delineó un oasis único de silencio como respuesta a los problemas de la contaminación acústica. Un espacio sencillo, alejado de la ciudad, se crea un ambiente que dirige la atención de sus usuarios de vuelta al château y a la pendiente de las terrazas de viñedos», comenta Maio.
Para terminar, reamarcar un último detalle: la decisión de colocar una única mesa sobre una tarima cuadrangular, aporta la solemnidad de un espacio de por sí especial.
