Centralizar los archivos de Ingeniería de Gestión de la Producción de EDF, la mayor empresa energética del mundo, y sobre todo, formar parte de la estructura del programa de apoyo económico a la región de Meuse/Haute Marne, conducen al encargo de este proyecto. El edificio, del estudio parisino LAN, está completamente integrado en el paisaje y cuenta con estándares óptimos de calidad medioambiental, aspecto llamativo por lo particular del cliente que se dedica a la generación y distribución de energía principalmente de procedencia nuclear y fósil.
Vista del hueco de carga. Centro documental EDF. Local Architecture Network, 2011.
El nuevo centro documental permite la mejora del almacenamiento y la optimización del acceso a los archivos, en papel o microfilms, que ocupan 70 kilómetros de estanterías. Para ello se ha planteado un edificio de cinco niveles y 19 metros de altura, con una superficie total aproximada de 7.000 metros cuadrados. Además, el contenido programático precisa de una inercia térmica considerable, que haga frente a los cambios de temperatura del entorno.
El edificio se divide en dos tipologías programáticas: oficinas y archivos. Las primeras, orientadas al noroeste, se estructuran a través de un patio y se semientierran en la ladera natural, con lo que se obtiene un espacio de trabajo abierto a la luz natural, las vistas y los colores del paisaje.
El archivo se compone de 20 almacenes de 200 metros cuadrados cada uno, en los que se quiere tener un control absoluto de los cambios térmicos e higrométricos. Están distribuidos en cuatro plantas diferentes, cada una de ellas organizada por una línea transversal que recoge los ascensores, los cuartos técnicos, las salidas de emergencia y el tránsito de personas.
El juego de visuales se combina con la arquitectura, para variar su apariencia según los puntos de observación, y además acentuar la continuidad del edificio con el paisaje.
Alrededor del edificio se plantan árboles que protegen de los factores climáticos y completan la integración con el entorno, reforzada por el cerramiento. Además, se han colocado zanjas que crean perspectivas que acentúan la continuidad visual entre el paisaje cercano y el lejano.
Tan importante como minimizar el impacto visual del edificio es su autonomía energética. La producción de calor se fundamenta en energías renovables y bombas de calor. Para la ventilación, se elige un sistema de doble flujo con recuperación de calor. Estos dos sistemas limitan la calefacción necesaria y aseguran una buena calidad del aire. Las luminarias de bajo consumo llevan incorporados detectores de presencia que regulan automáticamente la demanda de luz de cada espacio. Todo esto, unido al alto rendimiento térmico del cerramiento, reduce los requerimientos energéticos.
Las hojas del cerramiento, de 68 centímetros de espesor, están compuestas de una doble capa de hormigón y una capa de 30 centímetros de aislamiento que aseguran una gran inercia térmica que favorece la comodidad durante el verano y disminuye la necesidad de refrigeración.
Para dotar al volumen de un aspecto cambiante, se incorporan clavos de acero inoxidable pintados en color tierra al revestimiento de paneles prefabricados de hormigón. Un total de 120.000 clavos de 7 centímetros de diámetro y un milímetro de espesor se incorporan durante el encofrado de los paneles, de 15,65 metros de altura y 2,23 o 2,33 de anchura, según se sitúen en el lado corto o largo del edificio.
Con este sistema patentado se consigue desdibujar los límites del edificio, reflejando los colores de los espacios naturales que lo rodean y el cambio gradual de las estaciones.
Arquitectos: LAN, Local Architecture Network. Paris. Benoit Jallon, Umberto Napolitano.
Fotografías: Julien Lanoo.